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Salió del cubiculo y miró su rostro en el espejo ignorando a algún que otro jugador que se encontraba alli, cualquiera que lo viese pensaria que perdieron el partido pero no, limpió su rostro dispuesto a salir y irse al hotel más calmado, sin ganas de ver al pelinegro.

Hinata.—Y para su suerte el propietario de esa mismisima voz era el mismisimo Kageyama.—¿Que haces aquí todavía?—Preguntó comenzando a caminar a su lado.

Quise... Hablar con Kenma...—Habló sin mirarle desanimado.—Y... ¿Tu?—Se atrevió a preguntar aver si no le mentía y se atrevía a decirle la verdad.

Arreglaba un malentendido ocurrido.—Hinata asintió decepsionado y caminaron unas cuadras más hasta que sintió que Kageyama paro en seco. El pelinaranja volteó algo distanciado de el confundido.

¿Que pasa?—Se atrevió a preguntar y a mirarle provocandole mucho dolor.

me gustas.—Dijo y el corazón de Hinata de paro partiendose poco a poco.—No quería cambiar la atmosfera entre nosotros... y... no podía decirlo... pero estoy seguro...—Mentía, completamente mentía, su corazón no era capaz de soportarlo y despues de aceptar que no era para el y sino para su hermana. ¿Y ella que pasaba con ella?

Deja de mentir.—Apretó fuertemente sus puños apuntó de explotar.

¡No!¡Me gustas¡ ¡Te amo!¡Te amo, te amo!—Golpeó fuertemente ese dolor que tanto sentía, rompiendose casi por completo, Hinata solo se sintió con ganas de llorar y largó las lagrimas, mirandole con una sonrisa.

Gracias.—Se volteó y continuó caminando, dejando a Kageyama confundido, tampoco cenaría hoy.

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Ninguno se atrevió a tocar el tema, y tampoco sabía que sucedía en la cabeza de Hinata, pero creía que estaba más que concentrado en el partido de hoy, contra un jugador de su misma altura, el partido donde se definiria quien era el pequeño gigante de ese torneo.

Y era cierto, pensaba en solo eso para no desmoronarse.

El silvato del partido comenzó y se lució como nunca, resaltó como el verdadero pequeño gigante de esa noche, aunque en sus habilidades había mucha diferencía, Hinata lo estaba dando todo para tratar de ser mejor que el.

Una sonrisa de verdad nada fingida se asomó en su rostro en pleno partido liberando todo, comenzó a sentir su cuerpo completamente flojo y sintió como se caía al suelo, casi desmayandose. Rapidamente sus compañeros y adultos estaban a su alrededor dandole asintencia. Tenía fiebre y anemia, no era capaz de jugar.

El partido siguió sin el y a el lo llevaban a tomar unas cosas, comer algo dulce y cambiarse, para luego ver el resto del partido camino a casa por su celular, viendo como su equipo perdia y decían por allí, "Si ese señuelo numero 10 no se ubiera ido su equipo estaría en la sima justo ahora" las lagrimas brotaban y no lo había logrado, defraudo a su equipo, perdieron los nacionales, y todo por su culpa, por su maldito descuido.

Su celular vibraba, con mensajes de compañeros de la escuela, "Si no fuera por ti estuvieran ganando" "eres un inutil por que te fuiste" y cosas así, esto ganaba por hacer que las personas tengan un minimo de esperanza en el.

Se encerró en su habitación apenas llegó, ignorando a su madre y hermana en casa, y llenó la bañera al tope, dejando la canilla abierta y metiendose en la bañera con la ropa puesta, lo había logrado.

Estaba completamente roto, ya no sentía nada.

Tomó la cuchilla, y respiro ondo mirando como toda el agua revalzaba empapando todo el suelo, pero se detuvo un segundo tomando su movil y enviando corto un mensaje, y por fin solto el aire, ya no tenía nada más que decir, la sangre comenzó a brotar viendose en toda el agua, no tardarian mucho en que su madre y hermana se den cuenta del agua que inundaba la casa y luego de el, que seguramente cuando se den cuenta de el, sería muy tarde.

Sonrió llorando y cerrando los ojos dispuesto a dormir para siempre, aunque escuchó un portazo y llantos antes de cerrar los ojos no importaba, ya era tarde para ellas. Pero atiempo para el.

RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora