Regresando en sus memorias al momento donde encontró a Jungkook al borde de su balcón, luciendo dispuesto a saltar, Jimin recuerda que su primer instinto fue no asustarlo para que no cayera por accidente. Tenía tanto, tanto miedo de perderlo que actuó de la manera más prudente posible, y cuando lo llamó utilizó una voz delicada, dulce y suave para pronunciar su nombre, en un tono muy bajito diciéndole Jungkook. El chico pareció helado ante su voz, y como no respondió nada, Jimin se encargó de bajarlo de ahí por sí mismo, utilizando toda su fuerza para cargarlo en brazos.
Jungkook se dejó hacer, aferrándose a él como lo haría un niño pequeño asustado. Jimin lo llevó a su cama como pudo, Jungkook pesaba mucho más que él, porque era más grande y había ganado más músculos de los que él en toda su vida, pero aún así se las arregló para no dejarlo caer.
Cuando dejó a Jungkook en su cama, finalmente hicieron contacto visual. Se miraron en silencio y Jimin pudo notar lo enrojecidos que estaban los ojos de Jungkook, llenos de lágrimas. Su cara también estaba hinchada, parecía que llevaba horas llorando.
— Lo lamento. No se supone que llore ni que cuides de mí. — le dijo Jeon rápidamente, apartando la cara al ver cómo Jimin lo examinaba con la mirada.
— ¿Por qué lo dices? — quedándose sentado a la orilla de la cama, Jimin ni siquiera movió sus ojos lejos de Jungkook.
— Soy un hombre. No tienes que... No hace falta. — susurró débilmente.
— Ningún hombre tiene que avergonzarse de que cuiden de ellos o de llorar, ¿qué tiene de malo siquiera? No significa nada. Cuando estamos tristes, los humanos lo expresamos de esa manera y a algunos nos sirve para ganar un poco de alivio. — frunciendo el ceño, Jimin le dijo —. Y cuando alguien nos importa, se lo demostramos como lo acabo de hacer contigo, cuidando de ellos. No importa que recibas tratos como ese de mi parte, no está mal y estabas a punto de...
— Lo que viste no fue nada. — le interrumpió Jungkook enseguida —. Me gusta la vista desde ahí, me hace sentir paz y a veces me dejo llevar.
— No tienes que ocultar nada conmigo, me conoces. — insistió Jimin.
— Llevo días saliendo y como está haciendo frío... Me he resfriado... — también insistió Jungkook.
Jimin no pudo decirle nada más, parecía que él estaba aterrado de admitirlo en voz alta y no estaba en los planes de Jimin hacer a Jungkook cruzar límites que no le eran cómodos.
Ya ha pasado bastante de ese momento, pero Jimin lo sigue recordando de manera seguida. Cada vez que mira a Jungkook lo recuerda al borde del vacío y su pecho duele. Se repite que sigue ahí, que está a su lado a pesar de que estuvo tan cerca de caer por ese balcón si tan sólo daba un paso hacia adelante.
La visita de Jimin en la mansión Jeon se extendió a febrero.
El circo siempre visitaba su ciudad por esas épocas, la brisa era agradable y Jungkook se animó a invitar a Jimin justo como Jimin se había animado a decirle que fueran juntos a la feria meses antes, a eso de octubre.
Acompañaron al padre de Jimin a verse con algunos socios y se quedaron dando vueltas por la oficina del mayor, comentando entre risas sobre las decoraciones o pinturas que veían alrededor de todo el lugar.
Jimin se acercó a la pintura del "ángel caído" antes que a cualquier otra, parándose frente a ella y viéndola con ojos brillantes, así que Jungkook lo siguió y se puso a su lado pacientemente.
— ¿Lo ves? Esa pintura es acerca de sentimientos, sentimientos que están plasmados perfectamente en ella. — le susurró Jimin —. Mira esas lágrimas.
— Son lágrimas de ira. — siguió la conversación Jungkook, perdiendo sus ojos en la pintura —. Imagínate sentirte expulsado y descontento. Imagínate que no haya lugar para ti. Imagínate sólo quedar fuera y ser derrotado. Imagínate que sea otro quién tenga siempre el poder sobre ti y que tú no tengas nada.
Ante sus palabras, Jimin volteó a verle sin perder ese brillo en sus ojos.
— Casi puedo sentir su ira. — le dijo a Jungkook con una pequeña sonrisa en sus labios.
Jungkook le regresó la mirada, atentamente.
— Yo también. — aseguró Jungkook, y se asustó por un momento de lo mucho que se veía reflejado en aquella pintura —. Jimin, ese rencor con la vida que él debió sentir en ese momento. — insinuó levemente, frunciendo el ceño —. También lo he llegado a sentir.
— También tengo conflictos con la expulsión de Lucifer en aquella cosa llamada “Santa Biblia ”, se me hizo injusta. — le dijo Jimin, para que Jungkook entendiera que lo comprendía y dejara de lucir tan aterrado de sus propios sentimientos.
Jungkook volvió a observar la pintura, permaneciendo en silencio por un buen rato. Luego finalmente decidió hablarle a Jimin de lo que tenía en mente.
— ¿Quieres ir al circo conmigo mañana? — le preguntó nerviosamente.
— El circo tiene cosas escalofriantes. — negó Jimin con la cabeza —. Explotan a esos animales y los hacen vivir en incomodidad, llenos de privaciones.
Jungkook no pudo ni quiso seguir insistiendo. De verdad tenía ganas de hacer algo con el chico esos días, pues extrañaba sus salidas hasta tarde. Pero sólo le quedaba fingir que no le importaba.
— Podemos ir a almorzar juntos. Sólo tú y yo. — habló Jimin antes de que Jungkook dijera algo, colgándose al brazo del más alto —. ¿Qué te parece si mañana nos escapamos al campo y comemos al aire libre sin la interrupción de nadie? Tengo una propiedad que mamá me dejó.
Jungkook lo miró a los ojos con mucha sorpresa.
— ¿De verdad...? — no pudo esconder la emoción en su voz.
— Sí, Ggukie. — lo miró con una gran sonrisa Jimin.
Jungkook tuvo que aceptar, no quería huir.
Sólo lo quería a él. Cerca.
(...)
Si alguien lee esto, gracias. 🥺💖🐣💗
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drown me ♡ ♡ >>> KOOKMIN
FanfictionAsí cómo las madres querían a Park Jimin para sus hijas, Jungkook quería a Park Jimin para sí mismo. Lo quería consigo como un hombre. Como un amante. Como una pareja. Así le gustaría que Jimin estuviera con él. (💗) roman...