Adolescente cuarentón

485 28 33
                                    

Carol mira a Daryl repitiéndose sus palabras mentalmente 'Yo no puedo olvidar lo que pasó' ¿Cómo responder a eso? Agacha la cabeza y se mira la muñeca donde lleva grabado el nombre de su niña, y que todos los años, en el día del aniversario de su muerte, parece quemarle recordándole el dolor que sintió.
—Deberías hacerlo —murmura —. Janet no te conviene, pero yo tampoco, tú quieres a una mujer joven con la que tener hijos y yo a un hombre con el que envejecer y nada más. Además, a mis óvulos no les quedan muchos años para caducar —dice con una triste sonrisa.

Daryl siente su corazón encogerse. Esperaba un 'yo tampoco' por su parte, o que lo frenase diciéndole que tiene novio, pero no eso.
Supone que tiene razón, que ni Janet ni ella están hechas para él, pero... la mira a los ojos, esos hermosos ojos azules capaces de hacerle la zancadilla y siente que está dispuesto a renunciar a su mayor sueño por estar con ella.

Ambos se quedan mirando al horizonte largo rato sin saber muy bien qué decir. Se hace un silencio sólo interrumpido por el canto de los grillos hasta que la voz de Carol que se alza sobre ellos.
—Ey... ¿Te apetece hacer algo de lo que posiblemente mañana te arrepientas? —propone mordiéndose el labio juguetona.
Odia esa tensión incómoda entre ellos, y de alguna forma tiene que romperla.

Daryl traga saliva, y un calor baja por su columna hasta parar en su entrepierna al escuchar esas palabras.
—Va... vale —acepta él sin ni siquiera preguntar lo que es. Puede que quiera depilarle con cera todo el cuerpo, robar en una gasolinera, montar toda la noche sobre su po...

—¡Un tatuaje a juego! —interrumpe Carol el hilo de sus sucios pensamientos —. Mira —le muestra la pantalla de su móvil —, Este es el recorrido que hicimos en nuestra primera ruta juntos.

Daryl mira lo que le muestra: Es la ruta que hicieron con sus desniveles y subidas que dibujan un patrón parecido al que haría un electrocardiograma marcando los latidos del corazón.
Daryl alza sus ojos buscando los de ella.
—¿Quieres que nos lo tatuemos?

Carol asiente, de repente se siente tímida.
—Sí, yo... me iré el próximo mes, y me gustaría tenerlo como recuerdo. Lo paso muy bien corriendo contigo —confiesa —.Si tú no te quieres tatuar no es necesario que...

—Sí quiero —interrumpe él. Sus palabras han salido con un sentimiento que parece que le ha pedido matrimonio —Yo también lo paso muy bien corriendo contigo.

Carol sonríe entusiasmada.
—¡Genial! Tengo un folla-amigo que nos puede tatuar ahora mismo ¡Vamos!

—¿Un folla qué? —pregunta, pero no obtiene respuesta, por lo que se baja lentamente del techo del coche y la sigue como si lo hubiese hipnotizado. Va a hacerse un tatuaje con una mujer que conoce de hace un par de semanas, un dibujo que estará en su piel el resto de su vida, pero no le importa, con gusto se lo hará por tal de verla feliz.

**********

Merle camina por el pasillo recolocándose los testículos en los calzoncillos y dando un largo bostezo.
Sonríe al ver a Andrea preparándose el desayuno.
—Buenos días ¿Cómo está mi mujercita y su preciosa carga? —pregunta abrazándola por detrás posando sus manos sobre su vientre donde una nueva vida está creciendo.

Andrea echa la cabeza hacia atrás para posarla sobre el pecho de su marido y se deja mecer por él.
—Bien, por suerte aún no tengo síntomas, es demasiado pronto. Espero que no sea un embarazo tan malo como el de Sam —ruega ella, que se echa a temblar cuando recuerda los seis meses que se pasó con la cabeza metida en el WC por la cantidad de vómitos que tenía.

—Esperemos que así sea —dice plantando un beso sobre su cabeza.
Se aleja de ella para coger su taza del desayuno y la observa sin poder contener su sonrisa. Aún no se cree que de nuevo vaya a ser padre.
—Es increíble la puntería que tengo ¿Verdad?

Llegaste tardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora