Prólogo

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Miró hacia abajo, abismo

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Miró hacia abajo, abismo.

Las personas que la viesen tenían el derecho de llamarle estúpida por acabar así su vida, pero poco le importaba ahora.

La vida tenía que ser una elección, si vivir o no. O esa era la manera en la ella pensaba, y su decisión fue la de no vivir y acabar de una vez por todas su miserable y monotoma vida.

Escucho su teléfono vibrar unas cinco veces y no pudo ignorar las notificaciones.

Cuando prendió su teléfono, en la parte superior tenía el icono de mensajería, tenía una idea de quien le había mandado mensaje, pero no quería responder o dejarlo en visto.

Tiro el teléfono al suelo de la azotea, y por una última vez, miro el cielo azul.

Dicen que antes de morir empiezas a recordar toda tu vida como si se tratase de una película.

Ahora podía comprobar que era cierto, cada uno de sus triunfos, alegrías, perdidas, momentos emocionantes y personas empezaron a rondar en su cabeza, agradeciendo a cada una de ellas por formar parte de su patética vida.

No importaba quien fuera, si le hizo daño o no, a cada una recordó con un sabor amargo, sabiendo que una vez acabase con su vida, dirían algo como: “pobrecita, ¿que tanto habrá pasado para hacer eso?”, y esos pensamientos sólo hicieron que las ganas de tirarse del techo aumentase.

Pero un recuerdo, o más bien, una persona llegó a su mente.

Una sonrisa torcida, unos ojos tímidos, un pelo despeinado y unas hermosas orejas puntiagudas.

No pudo evitar llorar, se puso a reflexionar y se dio cuenta de que aquel chico y ella eran parecidos.

Sin embargo, había algo en lo que eran totalmente diferentes; él era fuerte, ella no.

Apesar de sus inseguridades, el chico azabache seguía luchando y avanzando, sin embargo ella estaba ahí, a un paso de suicidarse, a un paso de que la sociedad la viera como una cobarde que no puso enfrentarse a la crueldad del mundo.

Apretó con fuerza su falda mientras dejaba que todas las lágrimas salieran de sus ojos junto a sus sollozos.

Una vez que logró calmarse, se limpio las lágrimas y limpio su nariz.

Le dolía dejar a aquel chico, pero ya no quería seguir viviendo.

Dejó de apoyarse del baranda para mirar una vez más hacia abajo, sonrió al ver a las personas como hormigas desinteresadas que luego armarian un escándalo por ver a una chica caer del cielo.

Dio un suspiro.

Puso un pie en el aire como si tratara de caminar, hiba a dejar que la gravedad hiciese de la suya, pero algo la detuvo.

¡(T/N)!

—¡(T/N)!

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441 palabras

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Proxima actualización: 21 de Noviembre.

Gracias por leer!

Depresión - Tamaki AmajikiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora