19. Misión 🐰

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Coprofemia: Placer obtenido al decir obscenidades en público.
Hoseok activo.

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Mira con vista de halcón el reflejo de su cuerpo en el espejo: lleva encima un traje negro que se adapta bien a su cuerpo, camisa blanca, una corbata oscura sin decoraciones al rededor de su cuello y zapatos formales bien pulidos. Los aplausos detrás de él suenan muy fuerte, su familia está orgulloso de él, experimentando felicidad que no puede sentir en su boda tan cercana.

"Luces hermoso, hijo" Exclama su madre frunciendo en exceso el ceño, hace un gran esfuerzo por no llorar ahí mismo.

"¿Te gusta?" Pregunta su hermana menor leyendo su postura, no había sacado una sonrisa luego de que lo fueron a recoger.

Se voltea fingiendo lo mejor que puede con una sonrisa radiante, estira su saco formal presumiendo lo perfecto que es su cuerpo, uno tan envidiable. Algunas chicas que son las encargadas en atender a los clientes se le quedan viendo, no le interesaba tener la atención sobre su cuerpo, de hecho esperaba ser salvado en cualquier hora del día antes de su gran boda, ¿de qué le sirve ser la cereza del pastel? No será feliz en la vida, vivirá aterrado. Los aplausos no paran, la que stiende le pregunta si lo usará para el festejo, él afirma aquello largándose a los vestíbulos sin querer escuchar algo más que sea un halago, da pasos pesados tirando de su corbata con mucho asco, entra a un vestíbulo azotando la puerta evitando explotar ahí mismo, colgando el bonito conjunto que eligieron por él en un gancho.

"¿Te quedó mal el saco?" Le pregunta una voz muy masculina acariciando su alma, se sobresalta asustado sin saber de dónde proviene, mirando el techo.

Una risita muy atractiva (por no decir sensual o varonil) suena a su lado, para bien su oreja agachando poco a poco su campo de visión cayendo en el suelo de azulejos anaranjados del lugar, en su lado izquierdo se asoma ligeramente un zapato parecido al suyo debajo de la pared del cubículo, se queda unos largos segundos tratando de asimilar la situación mientras su "vecino" de cubículo calma su propia risa, volviendo al tema.

"De seguro odias los sacos" Asume con mucha seguridad dejando sonar unos dos golpes secos en la pared, seguramente se está quitando también su traje.

"Yo... ah, me voy a casar con una lunática" Le explica su malestar con un pequeño nudo en la garganta retirándose el pantalón sin muchas ganas, deseando que el tiempo sea lento y lo perdone.

"¿No puedes decir que no?" Pregunta más interesado aquel desconocido recargandose encima de la pared derecha que los separa, esperando no perder un detalle.

"¿Por qué te lo contaría?" Hace una mueca en señal de disgusto, tira el pantalón formal con molestia poniéndose velozmente su pantalón de mezclilla, tratando de huir.

"Hablar con alguien en un lugar como este no es común, y me gusta lo que no es común" Sonríe a manera de burla imaginándose cómo debe de estar aquel prometido en apuros.

Inevitablemente aquella respuesta le pone los vellos de punta, puede deducir que aquel tipo debe de ser intelectual o un simple hombre metiche que sólo quiere meterse en su vida para hacerlo debatir más de lo que ya hace. Sus movimientos van reduciendo poco a poco cayendo de trasero en la silla gratis del cubículo, tal vez tener esta extraña plática con alguien que no conoce pueda traerle vida a su frente, más que se quitaría un peso de encima por guardarse su rencor, no tiene a nadie de apoyo.

"Mi boda es en dos días" Cuenta con la voz apagada, mirando sus piernas morenas bien depiladas, sólo en el fondo de sus muslos hay pequeñas cortadas.

[30 Days Of Smut] - ShowHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora