¿Me dirás que si?

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Habían sido días con demasiadas pruebas por superar, pero en realidad Steve y Tony no se centraban demasiado en eso.

Ahora Tony estaba entrando en desesperación al no saber que traje usar para la cita que tenía con cierto rubio súper soldado.

Había comenzado a prepararse una hora antes de la acordada, pues sabía su mala costumbre de llegar tarde a todo y esta ocasión tenía que ser la excepción.

Por otro lado, Steve tenía los nervios a flor de piel, porque esperaba que todo saliera como lo planeado, ya que tenía planeadas dos grandes cosas.

Y llegó la hora acordada y Steve esperaba puntualmente en la azotea.

Mientras Tony corría por toda la habitación buscando su corbata, que hace media hora había designado y dejado en la cama, pero al parecer la corbata de color rojo tenía en mente el plan de desaparecer; pocas veces estaba así de nervioso.

La encontró y subió a la azotea con solo ocho minutos de retraso.

Caminó hasta la mesa perfectamente acomodada, mientras se escuchaba "Unchained Melody", esperaba una canción como aquella.

Y lo vio, allí estaba la persona que más amaba en ese mundo, tal vez, incluso más que a el mismo.

Estaba de pie, con las manos dentro de las bolsas que proporcionaba el traje, mientras miraba la hermosa vista nocturna que proporcionaba la ciudad.

La noche era muy hermosa, tal vez el universo de verdad los apreciaba, pues no había ni una sola nube, dejando así, a la vista todas la brillantes estrellas.

Caminó lentamente hasta su lado y quedó de pie junto a el, supo que ya le había escuchado acercarse cuando vio una pequeña sonrisa asomarse en su rostro.

-Solo espero que no llegues tarde también a nuestra boda... Si es que aceptas- dijo el rubio, mientras susurraba lo último

-¿Eh?- dijo anonadado

Y la emoción a penas le dejó ver como el rubio se arrodillaba frente a el y sacaba de su bolsa una pequeña cajita de color rojo

-Anthony Edward Stark ¿Me concederías el honor de ser tu esposo?- preguntó el rubio conteniendo la respiración

Una gran sonrisa se dibujó en el rostro del castaño al oír aquellas hermosas palabras

-Se que no ha pasado demasiado tiempo desde que estamos juntos... Pero me enamoré de ti, de la forma en que sonríes, de tus ojos, de tus pensamientos, de tu presencia... Me enamoré de la forma en la que me hiciste volver a vivir- añadió sin querer apartar la vista de aquellos hipnotizantes ojos castaños

-No tendrías ni si quiera que preguntarlo- dijo antes de arrodillarse también y simplemente lo abrazó y sacó algo de su bolsillo también
-Creo que me ganaste- dijo sonriendo con sus ojos vidriosos de la felicidad -Yo... Yo lo fabriqué con vibranium- añadió soltando una pequeña risa al oir como eso sonaba
-Necesitaba que no lo rompiera cierto super soldado- dijo mientras deslizaba el anillo por el dedo del contrario
-Aún me faltaban algunas piezas, pero eran solo detalles- finalizó al ver su creación

-Me encanta- dijo por fin poniéndose de pie y ayudando al castaño

-¡Que hermoso!- se escuchó y luego también se escuchó como alguien se quejaba de, al parecer, un golpe -No escucharon nada- y reconocieron esa voz, era de Clint

-¿Qué haces aquí?- preguntó el menor cruzado de brazos -A mi es al que me propusieron matrimonio, no a ti pájaro chismoso-

-¡No es mi culpa, es de Nat!- declaró mientras salía con las manos en alto de su escondite, el cual era detras de unas macetas

Nuestros "Tsum Tsum" - STONYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora