#O5.

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—¿Tienes todo?

—¡Sí! Creo...

Kirishima volvió a hacer un conteo de todas sus pertenencias, mientras Bakugou lo observaba desde la puerta, apoyado en el marco de esta, sosteniendo una de las bolsas que le tocaba cargar. Era cierto que no debían tener tanto que trasladar, pero los médicos y enfermeras decidieron hacerle una pequeña fiesta de despedida a Kirishima un día antes, y el pelirrojo planeaba llevarse absolutamente todos los regalos que había recibido.

Fueron cinco meses bastante, bastante largos. Kirishima experimentó todo tipo de terapias para recuperarse hasta casi volver a la normalidad. Recuperar su capacidad de hablar luego de tantas terapias de lenguaje fue uno de los mejores regalos que recibió. Luego caminar, correr, se podía decir que se encontraba curado, pero aún necesitaba ejercitar regularmente y no exigirse demasiado, eso por unos tres o cuatro meses más. Y todo eso fue mucho más rápido de lo normal gracias a los quirks y a las especialidades de muchos médicos especializados.

Y si bien su memoria no había vuelto del todo, varios de sus amigos se encargaron de mencionarle cosas que no recordaba. Le hablaron de la graduación y de lo buen héroe que era. Kaminari estuvo contándole por una hora que le ganó en el ranking de popularidad de los héroes y Kirishima tuvo que disculparse por algo que ni siquiera recordaba. Pero la mayoría de las historias fueron buenas, así que imaginó que había pasado unos buenos años, los cuales esperaba poder recordar tarde o temprano.

Su siguiente mejor regalo sucedió la noche anterior, cuando le dijeron, como una sorpresa, que al día siguiente sería dado de alta. Kirishima esperó encontrarse con la mayoría de sus amigos al día siguiente, pero para su sorpresa, sólo Bakugou se presentó para llevarlo a su casa. Aunque imaginó que era comprensible, la mayoría de los chicos de su clase eran héroes, así que tenían que continuar con sus obligaciones.

Bakugou, incluso, no podía visitarlo tanto como él habría querido, y lo entendía. Pero ahora que vivirían juntos, le animaba y asustaba saber que pasarían mucho tiempo conviviendo, aunque imaginó que para el rubio eso ya era algo común, después de todo, como este le había dicho y Midoriya le había confirmado, ellos vivían en el mismo departamento antes de que el incidente ocurriera.

—¡Listo! —gritó el pelirrojo después de darse una mirada en el pequeño espejo de la habitación—. ¡Vamos, Bakugou!

—Sí, sí... No seas tan energético, idiota.

Pero no podía evitarlo. Conocería la casa que compartía con Bakugou y probablemente esto serviría para que recuerde mucho de lo que había olvidado. ¿Cómo no estar feliz con eso? Aún faltaba tiempo para que pudiera volver a la normalidad, ponerse su traje de héroe y regresar a sus labores salvando personas, pero ese ya era un paso suficientemente importante como para tenerlo casi saltando de emoción.

—Escúchame, Kirishima.

El mencionado se giró a verlo, mientras Katsuki detenía el auto frente a una luz roja. Bakugou soltó un suspiro y Eijiro ladeó la cabeza, sin entender lo que ocurría.

—Ya sé, ya sé. Me voy a portar bien. Imagino que disfrutaste la tranquilidad de vivir solo, Bakugou, pero yo voy a...

—No es eso —lo interrumpió—. Todo este tiempo he estado ocultándote algo importante. Y necesito que lo tomes con calma, ¿entiendes?

—¿Calma? ¿De qué hablas?

—Espera que lleguemos al departamento. Entenderás todo una vez estemos ahí.

+

—¡Papá!

Apenas ambos chicos cruzaron las puertas del departamento, una voz ligeramente chillona e infantil gritó desde dentro del lugar. El pelirrojo se sorprendió cuando un pequeño de no más de cuatro años corrió desesperado hacía Katsuki, lanzándose contra el rubio con todas sus fuerzas, mientras este dejaba las maletas en el suelo y sostenía el pequeño cuerpo en un cálido abrazo.

Operación SHIRO. | Bakugo Katsuki x Kirishima EijiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora