Capítulo XIII.

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–¿Sabes? –dije sonriendo– todo esto es tan curioso. Toda mi vida la pasé enamorada de vos. Siempre soñé con este momento. Donde vos me confesaras tu amor, y ahora está sucediendo. –me puse frente a él.

–¿Siempre estuviste enamorada de mi? ¿Aún y cuando yo te ignoraba? –dijo confuso.

–Siempre. –dije.

Él esbozo una enorme sonrisa, dejando a la vista su perfecta dentadura.

–Siento haberte hecho esperar tanto para este momento –dijo acercándose coquetamente a mi.

–Bueno, hay un dicho que dice "más vale tarde que nunca" –dije riendo.

–Es el dicho perfecto para esta situación –dicho esto, puso sus manos en mi cintura y me atrajo a él.

Sus labios chocaron con los míos. Puse mis manos en su cuello y me dejé llevar.

Era el beso más perfecto. Era con una pizca de pasión, otra de ternura y muy lleno de amor.

Ahora nada ni nadie podría interrumpirnos.

Disfrute cada segundo de ese beso. Cada minuto que pasaba, trataba de guardarlo perfectamente en mi memoria.

–Jennifer Connor –dijo Jared separándose de mis labios y sonriendo– ¿Querés ser mi novia? 

Iba a responder que si, pero no pude. Sentí un golpe demasiado fuerte en mi pecho.

Las piernas se me enflaquecieron y me tiré al suelo.

No podía levantarme.

–¡Jennifer! –gritó él.

–Jared, ayúdame. –dije en un hilo de voz. Cada palabra que salía de mi boca, era como si saliera con fuego. Mi garganta ardía en llamas.

–¿Qué te pasó? –dijo alarmado. Se sentó de cuclillas frente a mi.

–No puedo levantarme. –dije nuevamente.

–¿Llamo a una ambulancia? –dijo casi llorando de la desesperación.

–Llama a mis papás –dije. 

Mis párpados pesaban como dos elefantes. En cualquier momento se iban a cerrar.

Ahora ya no era literal, ahora si sentía de verdad, que los latidos de mi corazón cada vez eran menos.

Jared agarró mi celular y busco en la agenda el número de mis papás. Marcó una vez y no contestaron. La segunda fue la vencida. 

–¿Jennifer? –dijeron por la otra línea.

–No... –dijo Jared alarmado– Soy Jared. Jennifer... ella está muy mal. Estamos en la playa del centro de la ciudad. Vengan por favor, lo más rápido que puedan. –dijo al borde de las lágrimas.

–Vamos para allá. –alcancé a escuchar que dijeron mis papás y colgaron.

–¿Qué pasó acá? –dijo Lilly llegando con Jay, traían dos vasos cada quien.

–Jennifer de repente cayó al piso. No se puede levantar. –dijo el mayor de los Sheran.

–Sentí un fuerte golpe en mi pecho. La respiración se me esta cortando. ¡Siento los latidos de mi corazón menos! –dije gritando asustada –Por favor, ayúdenme.

–¿Ya hablaron con tus papás? –dijo Jay con un tono de preocupación.

–Acabo de colgar. Vienen en camino. –Intervino Jared.

–Me voy a morir. –dije.

–No digas eso Jennifer. –dijo Liily abrazandome. –Te queda mucha vida por delante.

–No estoy mintiendo. Lo digo en serio.... yo me voy a morir.... 

–¡NO DIGAS ESO DE NUEVO! –dijo Jared llorando. Me partía el alma verlo así.

–Tengo... –me faltaba el aire cada vez más. –una gra....

–¿¡Una qué!? –dijo Lilly.

–grave en..... ¡chicos no puedo respirar! –dije más alarmada. –mi cabeza me duele.

–Respira profundo. –dijo Jay.

–Siento que tengo un globo enorme en mi cabeza queriendo estallar. ¡Chicos! No puedo. –me tocaba mi cabeza con mis dos manos.

–¡Jennifer! –escuchaba que gritaban mi nombre, pero no con claridad.

Cada vez más, el paisaje se volvía negro.

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