Esa mañana era el principio de un día excitante. Alex sonrió a su reflejo en tanto se arreglaba el cabello y hacía un repaso mental de su itinerario: primero, era encontrarse con los chicos en la cafetería de siempre, comer un buen almuerzo y luego ir a ensayar hasta el concierto de la tarde. Un día ocupado, sin duda, pero que les dejaría a todos con una buena suma de plata y eso significaba acercarse más a su meta ideal para realizar el viaje a Europa que quería. Su tía insistía en que ella podría pagárselo como regalo de cumpleaños si eso deseaba, pero él prefería hacerlo por su cuenta, como parte de ser el adulto independiente que se suponía era ahora, incluso si todavía vivía en su casa de momento. Conseguir un empleo, poder viajar, conseguir un auto y tener su propio lugar para vivir y recuperarse de su futura cirugía. Un plan perfecto para los siguientes tres años y después, quién sabe.
Lo bueno de tener el pelo corto era que no gastaba nada de tiempo peinándoselo y un poquito de cera era más que suficiente para que se mantuviera exactamente como quería durante todo el día. Él se justo bien su remera para que no se notara el binder que tenía debajo, aunque en realidad no le preocupaba demasiado incluso si alguien lo hiciera. La razón por la que lo había escogido en color blanco en lugar de un color más cercano a su piel era para que pudiera ser confundido fácilmente con cualquier otra prenda sin llamar más la atención. Además, como lo había encargado a un manufacturero con sus exactas medidas, funcionaba tan bien como podría desear. No le dejaba exactamente plano, pero la pequeña curvatura daba una impresión de unos pectorales bien trabajados, y en tanto nadie pusiera demasiada atención a sus brazos delgados, podía lucir como uno de esos hombres que hacían rugby sin jamás haber tocado ese deporte.
Por último se echó algo de colonia al cuello y desodorante antes de ir a buscar el estuche de su guitarra, poniéndoselo a la espalda antes de salir en su camino para subirse al colectivo que lo llevaría a la calle que necesitaba. Agarrándose de una barra en el techo, ya que todos los asientos estaban ocupados, sacó el celular para ver sus mensajes. Los otros anunciaban que ya estaban en la cafetería o de camino en el grupo que habían hecho, y él se sumó sólo poniendo unos emoji. El resto del tiempo, sosteniéndose para combatir los embates del vehículo, Alex tecleaba sobre su bolsillo el tempo de unos de los temas de los cuales hacían cover.
Habían practicado mucho para la función de hoy e iba a ser la primera vez que presentaba al lado de sus amigos, luego de que su anterior guitarrista tuviera que mudarse para estudiar diseño gráfico en otra ciudad. Curiosamente, sin embargo, no se sentía nervioso en lo absoluto.
De por sí le había encantado tocar la guitarra los últimos años antes de que se mudara de la casa de sus padres, le encantaba la vibración del instrumento al ritmo de lo que fuera que estuviera tocando y hacerlo en frente de otras personas nunca le supuso un problema cuando siempre podía fácilmente bloquearlos de su mente, dejándolo entregarse sólo a lo que hacía.
Si es que nada, no podía esperar a que ya llegara la noche y ver por sí mismo un concierto desde el otro punto de vista, incluso si iba a ser un club pequeño y un público de mucha menor escala a los conciertos que veía para inspirarse. De todas maneras parecía que iba a ser divertido y sería una nueva experiencia que sumar a todas las que estaba acumulando. Cuando llegaron a su parada tarareaba en su camino a la cafetería, en donde de inmediato pudo identificar a sus amigos en una mesa en el rincón de la cafetería.
Todos se habían conocido a través de una marcha del orgullo dos años atrás. Alex estaba recién salida de la casa de sus padres, su primera dosis de testosterona la había recibido hacía sólo un mes y ellos acababan de dar un concierto en la plaza, pero no fue la música ni sus voces lo que le animó a acercarse después del mismo, sino el hecho de que uno de los cantantes tuviera dos cicatrices largas en el pecho que eran perfectamente visibles debajo de una camiseta de red negra. Después ellos le dirían que no era realmente su estilo ese tipo de ropas, que lo había hecho por una apuesta en la cual había perdido, pero que igual no le había importado. A muchas otras personas pareció atraerles ese estilo, pero Alex fue el primero que apareció para preguntar hacia cuánto se lo había hecho.
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Lo que quedó detrás
TerrorLos diarios pintaron todo el incidente como un espectáculo. "La última superviviente de una masacre ocurrida en edificio envuelto en llamas" era el tema de interés para todos los medios. Ninguno de ellos le preguntó a la estrella qué creía al respec...