ESTAMOS VIVOS

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Esta parte tiene escenas +18, espero no les moleste si no salten este capitulo y leanse el siguiente, besos.


Volkov y Horacio se encontraban con las prendas un poco húmedas despues de haberse dado un baño improviso en el mar. El peligris estacionó su Mercedes en el estacionamiento que se encontraba abajo de su casa, apagó el motor y salió del auto junto a Horacio, el cual le tomó de la mano haciendole una sonrisa timida, Volkov entrelazó sus dedos y se dirigieron a su apartamento, sin decir alguna palabra, ambos se encontraban un poco nerviosos por lo que habia pasado en la playa, esta vez el Comisario se habia lanzado a los labios de Horacio y si no fuese porque Volkov se detuvo quien sabe que hubiera pasado en ese lugar.

Viktor cogió las llaves de su bolsillo y abrió las puertas de su casa, fue el primero en entrar para encender las luces del lujoso lugar, tenia amplias ventanas y buenas vistas ya que vivia en el octavo piso.
Horacio observaba curioso los grandes adornos que seguramente eran costosos, notó tambien la espaciosa cocina moderna, realmente se notaba que era "El comisario de Los Santos", tremenda casa no se la podia pagar cualquiera.

El primero en romper el silencio fue Volkov aclarandose un poco la voz.
- Mmm el baño se encuentra alli, yo esperaré que termines para luego entrar yo....- dijo señalando al fondo del pequeño pasillo, con un tono un poco incómodo y sin mirarlo a los ojos se dirigió a su habitación en busca de vestimenta limpia y un par de toallas.

- Aqui tienes lo que necesitas - le entregó la ropa evitando su mirada y tragó un poco de saliva, se sentia demasiado nervioso porque era la primera vez que envitaba alguien a su apartamento y lo peor que no era una persona cualquiera, era Horacio, la persona que con unos simples besos le hacia hervir la sangre, asi que intentaria controlarse, pero seria un poco dificil.

Horacio entró al baño y comenzó a desvestirse dejando la ropa húmeda en el suelo, entró a la ducha y empezó a calcular la temperatura ideal, mientras jabonaba su cuerpo recordó los besos apasionados que le habia dado el peligris cuando estaban en la playa.

Horacio empezó a notar que la temperatura del agua no era lo suficiente fria para contrastar el fuego que llevaba por dentro, cerró los ojos imaginando los labios del comisario sobre su cuerpo, se lamió los labios ante dicha imagen y comenzó a masajear lentamente su erección, recordó como sus manos acariciaban su espalda y aumentó la velocidad de su mano soltando un pequeño jadeo, estaba por llegar al climax, pero todo se esfumó cuando Volkov comenzó a tocar la puerta.

- Todo bien, Horacio? - preguntó preocupado el ruso al otro lado del baño, Horacio cerró el grifo y se amarró la toalla a la cintura y rapidamente abrió la puerta.

- Si...si lo siento, es un poco complicado calcular la temperatura del agua - dijo el de cresta aún faltandole un poco el aire.

Notó como Volkov se quedó sin palabras observando su cuerpo moreno, al igual que él tenia algunos moretones y sus musculos estaban bien marcados y llevaba un tatuaje en todo el pecho, sacudió su cabeza para regresar a sus sentidos, alzó la miranda encontrando una expresión presumida en el de cresta y Volkov bajó la mirada avergonzado sin decir alguna palabra.

Horacio sabia lo que tenia, sabia el efecto que causaba en los hombres y en las mujeres, al ver al comisario en ese estado no iba a peder la ocasión para provocarlo.
- Todo bien Comisario? - preguntó mordiendose los labios de forma coqueta, mientras se acercaba lentamente hacia él.

Volkov retrocedió hasta topar su espalda contra la pared, el de cresta lo acorraló entre sus brazos, poniendo las manos al lado de su cabeza, Horacio se puso de puntillas para estar más cerca al rostro del ruso y cerró lentamente sus ojos para besarlo.

Volkov suspiró pero no cayó ante la tentación y se apartó rapidamente dirigiendose al baño y cerró la puerta, dejando a Horacio confundido y un poco triste.

Viktor abrió rapidamente la ducha y dejó caer el agua fria intentando deshacerse de la pequeña erección que llevaba, su cuerpo reaccionaba a cada cosa que le decia el de cresta, cada mirada, cada beso, era un efecto inmediato, pensó en sus labios, pero en vez de mejorar empeoró porque ya no habia vuelta atrás su miembro palpitaba y queria ser atendido.

El comisario habia tenido salidas ocasionales, pero nunca habia practicado el sexo como tal y sobretodo nunca habia traido alguien a su casa, dio un pequeño puño a la pared y creyó en que era un idiota por estar asi.
- Que más da Viktor... - dijo en voz alta, cerró rapidamente el agua, se secó con lo primero que encontró se puso rapidamente la ropa y salió apresurado del baño.

- Comisario yo... - Horacio se iba a disculpar pero Volkov no le dejó terminar de hablar porque tomó su rostro con ambas manos y lo besó ferozmente, Horacio se sobresaltó, pero despues cerró sus ojos pasando suavemente su mano por debajo de la camiseta e hizo que un pequeño jadeo saliera de la boca del peligris, Horacio se sujetó al cuello del comisario y este lo alzó de los muslos sin dejar de besarlo y lo llevó a su habitación.

Esta vez fue Horacio a tomar las riendas de la situación y se colocó sobre Volkov, ambos se sacaron la camiseta, quedando solo en calzoncillos, empezó a pasar su lengua lentamente sobre su cuello, haciendolo enloquecer y aumentar su erección, Horacio meneaba lentamente sus caderas sobre el cuerpo de Volkov y cada vez que sentia su miembro bajo su trasero soltaba un pequeño gemido.

El de cresta volvió a los labios del ruso, mordiendolos y despues bajó a dar besos y lamidas a su pecho, despues pasó la lengua sobre sus abdominales, siguió bajando hasta llegar a su pretuberancia, le dio una ultima mirada en modo de pregunta y este solo asintió.

Horacio se quedó observando por algunos segundo el miembro de Volkov y se lamió los labios apetitoso, tomó el pene y comenzó a masajearlo de arriba a abajo lentamente como una pequeña y hermosa tortura, pasó su lengua por toda su erección haciendolo gemir, introdujo su miembro en su boca y comenzó a mover la cabeza, chupando cada fluido que salia de él. Horacio aumentó la velocidad y el ruso creyó explotar de placer, la apretada boca le estaba haciendo perder la cabeza.

- Hora...cio... para...para - no podia ni hablar del placer que estaba sintiendo y aún no habia llegado la mejor parte, el joven se detuvo y se lanzó nuevamente a sus labios, esta vez fue Volkov a colocarse sobre el joven y empezó a lamer su cuello haciendo que este se excitara cada vez más, observó su cuerpo moreno y dio algunos besos en su vientre, con una mano empezó a masturbarlo y Horacio sintió palpitar su entrada y no podia mas.

- Te necesito... por... favor - suplicó aún manteniendo los ojos cerrados y sintió como Volkov soltó el agarre de su miembro y se colocó al lado de la cama dandole la espalda, Horacio abrió los ojos confundido de aquella lejania.

- Yo nunca he llegado a tanto... sabes - comentó apenado el peligris, Horacio lo observó un poco sorprendido, pensó que siendo un hombre tan apuesto ya habria tenido varias aventuras, se acercó abrazandolo por la espalda y le dio un tierno beso en ella tratando de tranquilizarlo.

- Si no quieres no pasa nada - dijo el de cresta acariciando suavemente la nuca, Volkov lo miró de reojo y no pudo evitar en sonreir, se giró para besar nuevamente sus labios.

Comenzaron a besarse lentamente para despues dejarse llevar por la pasión, Horacio tomó nuevamente el miembro de Volkov y este se posicionó sobre Horacio, entre besos y caricias los dos estaban listos para dar el siguiente paso.

Se miraron a los ojos fijamente mientras este lo penetraba lentamente, Horacio soltó un pequeño grito de dolor y Volkov besó sus labios hasta que este moviera sus caderas en señal que estaba pronto, empezó a mover sus caderas lentamente, para despues aumentar las embestidas haciendo salir gemidos de placer de ambos, en toda la habitación se escuchaba sus cuerpos chocando y el sonido que emitian sus bocas.

Volkov entraba y salia de Horacio cada vez mas fuerte, tomó el miembro de Horacio y comenzó a masturbarlo velozmente, ante la presión de su mano Horacio comenzó a temblar.
- Dios... Vik...tor - soltó un ultimo gemido corriendose, el ruso dio unos ultimos movimientos y tambien llegó al climax hundiendo su rostro en su cuello. Sus corazones palpitaban rapidamente habian tenido una de sus mejores noches.

Volkov salió lentamente de él cogió la camiseta que estaba por los suelos y limpió delicadamente a Horacio, el cual se encontraba exhausto y con los ojos cerrados.

El comisario se acostó al lado suyo y lo abrazó de la cintura acercandolo a él, haciendo que sus narices se rozaran, Horacio abrió los ojos y se quedó observandolo sin decir alguna palabra.

- Que miras? - dijo sonriente, empujando suavemente su nariz contra la del más pequeño.
- Eres simplemente hermoso y te quiero... - dijo con un tono un poco triste.
- Pero esto es real? lo que siento es real o seguimos siendo parte de la historia? - preguntó Horacio un poco preocupado.

Aquellas preguntas dejaron sin palabras al comisario, pero de algo estaba seguro, que lo amaba de verdad y con historia o sin historia eso no cambiaria, Volkov lo abrazó tratando de tranquilizarlo.

- Solo sé que te quiero y eso no cambiará, entiendes? - con una mano alzó su barbilla para ver nuevamente esos ojos verdes que lo habian enamorado la primera vez que lo vió, ambos juntaron nuevamente sus labios dandose un tierno beso.

Por la primera vez se sentian dueños de su destino, dueños de amar y sentir, dos personas que estaban vivas cuando las luces se apagaban, pero aún hacian parte de una historia de la cual ellos no eran los protagonistas.

CUANDO LAS LUCES SE APAGAN, YO VIVODonde viven las historias. Descúbrelo ahora