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Se mueve apurada por los pasillos de la escuela, y al llegar a su salón de clases intenta recuperar su respiración antes de tocar la puerta. No le abren de inmediato, y eso le da más tiempo para no verse como si acabara de correr una maratón.

Lamentablemente, eso es lo que ha pasado.

Todos los días se levanta muy temprano porque debe ir a dejar a Chowon a la escuela. Y está bien, lo ha hecho por bastante tiempo, y su hermanita sabe que no pueden ir ni un minuto tarde porque sino Hyowon llegará tarde, y la menor no quiere molestar a su hermana. Por ahí estuvo todo bien. El problema fue su padre, que se las llevó apurado a la panadería y les dijo que le ayudaran a hacer pan, porque lo habían llamado de emergencia de un pequeño evento, luego de que los panes de ese evento no llegaran.

Así que sí. Hyowon llegó tarde solo porque su padre quería obtener dinero rápido. Pero no lo culpa; el dinero escasea entre ellos.

"Señorita Choi"

Se inclina lo más bajo que puede, pidiendo disculpas. La profesora de inglés se hace a un lado, y Hyowon entra a toda prisa, sentándose en su puesto.

"Bueno, como decía antes de la interrupción de su compañera, las evaluaciones serán las siguientes..."

Saca sus cuadernos y sus lápices. Anota todo lo que está escrito en la pizarra frente a sus ojos, y cuando la profesora da una actividad es cuando recién puede descansar.

Suspira. Mira hacia afuera por la ventana; no está soleado. Es gris, casi como si se acercara una tormenta.

Es cuando vuelve su vista hacia adentro que nota a varios compañeros mirándola. Se queda quieta, sin comprender porqué hacen eso. Sus compañeros vuelven su mirada a sus trabajos, menos uno de ellos. Al mirar en diagonal, nota a Jeongin.

El chico le sonríe un poco. Ella no, porque aún no comprende las repentinas miradas de los demás. Jeongin apunta a su mejilla, y Hyowon se pasa la mano por esa parte de su rostro, notando que tiene harina.

Se inspecciona a sí misma. Abre los ojos cuando se da cuenta que ni siquiera se puso su sudadera que le regaló su padre hace muchos años; aún lleva el delantal de la panadería, y tanto su camisa como su falda están manchadas con harina.

Se saca el delantal lentamente, esperando no llamar la atención. Lo echa a su mochila con un poco de rabia, sintiéndose incómoda por todo lo que está pasando. El hecho de no estar usando su sudadera ya la incomoda lo suficiente. No le gusta usar la chaqueta oficial de la escuela porque le parece incómoda (y, además, es bastante cara comprar una) y tampoco usa el suéter oficial porque pica. Es por eso que su padre le había pasado aquella sudadera con los colores parecidos a los del uniforme. Y se siente incómoda sin ella, porque no le gusta mostrar mucho de su cuerpo, nunca le gustó.

1 cumpleaños, 1 pastel y 1 nota [Y. JEONGIN, AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora