[𝘤𝘢𝘳𝘪𝘤𝘪𝘢 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘤𝘢𝘣𝘦𝘭𝘭𝘰]
Vanya y Milah pasaban todo el día juntas. A veces no lograban mantener silencio entre sus tantos comentarios y otras ocasiones tan sólo apreciaban la compañía de la otra mientras hacían sus pasatiempos; Vanya tocaba el violín en lo que Milah leía.
Cualquiera no dudaría en decir que eran ellas dos contra todo.
—Pensé que no llegarías —habló Vanya, soltando un agotado suspiro cuando Milah llegó a su habitación lo más rápido que pudo.
—Te dije que jamás me perdería alguno de tus conciertos, ¿cuándo te he fallado? —descansó la mano en el pecho, dándole una dramática mirada. Su hermana no tardó en reír, bajando la mirada.
Se abalanzó hacia la cama, abrazando el libro que su padre le había recomendado mientras limpiaba la biblioteca. Tan sólo faltaba la presencia de su mamá para que Vanya inaugurara su concierto.
—¿Ahora te interesarás en la física? —inquirió su hermana, sentándose a un lado, observando los detalles dorados del libro.
Milah sonrió, orgullosa, al verla impresionada.
—Papá me lo recomendó —dijo, aspirando el aroma de libro viejo que tanto amaba—. Si logro entender algo, me ayudaría para poder tener una larga conversación con él. —formó una delgada línea con sus labios.
Milah podía seguir trepando el roble para llamar la atención de su padre, pero ella quería ir más allá de regaños y convivios en la biblioteca. Ella quería hablar con su papá.
El sonido de unos tacones anunció la llegada de su mamá. Jamás dejaría de pensar que era la mujer más hermosa que sus ojos algún día verían, poseía de un hermoso cabello dorado, ojos cual cielo, tenía un porte elegante que tanto admiraba, y era la mejor persona que conocería en toda su vida, al igual que Vanya, claro.
—¡Mamá! —chilló de felicidad al ver que traía para ellas los famosos sándwiches de mantequilla de maní con malvaviscos.
Le ayudó dejándolos en el escritorio de Vanya y regresó para darle un sonoro beso en la mejilla. Grace sonrió ante su hija y Milah le tomó la mano para sentarse junto a ella en la cama, más que listas para escuchar a su hermana tocar el violín.
Siempre pensaba que Vanya tenía un poder con la música, pues ésta era lo único que lograba calmar a Milah en cualquier momento. Apreció la melodía, al igual que el tacto de su madre en su cabello mientras la peinaba, aunque al final del día terminara nuevamente despeinada. Su madre y Vanya sabían que el tacto en su cabello era como magia, lograba adormecerla hasta cuando se encontraba más hiperactiva que nunca.
⚡☂⚡
—¡Milah! —ella giró de inmediato, encontrando a Ben frente a ella.
Una sonrisa no pudo evitar formarse, naturalmente, siempre aparecía cuando veía a todos.
—¡Ben! —saludó con la misma emoción del niño, al igual que no tardó en rodearlo en un fugaz, pero fuerte abrazo. Otra cosa que Milah amaba hacer era dar abrazos—. ¿Cómo te fue en la práctica?
Rio ante la mueca que obtuvo como respuesta.
—Padre dijo que me he vuelto menos torpe... —vaciló, avergonzado.
—En el idioma de papá, eso es un cumplido —intentó animarle, rodeándolo por los hombros. La diferencia de estatura era notoria, Ben era el más pequeño de los ocho.
Todos iban de camino al comedor, listos para cenar. Vanya no tardó en aparecer frente a ellos, y Milah logró distinguirla tensarse ante la presencia de Ben, siempre era así al toparse con alguien que no fuera ella. El ambiente entre los tres se volvió tenso, que hasta parecía que el aire se volvía denso para respirar, por su puesto, el resto que pasaron a su lado no lo notaron.
Sólo que Cinco se detuvo a medio camino, girando a ellos.
—¿Acaso sólo se quedarán ahí? —sus ojos parecían más cortantes que todos los cuchillos de Diego. Milah no entendía por qué siempre cargaba en su postura tanta arrogancia.
¡Ni siquiera fue asignado como número uno! Y debía de ser por algo...
—No te preocupes, Cinco —el niño dejó de ver a Ben y Vanya para dirigir el verde de sus ojos a ella—. No te dejaremos solo.
Soltó bufido, rodando los ojos, antes de partir. La genuina sonrisa de Milah permaneció ahí, a pesar de la tensión entre los otros dos.
—Ya escucharon —volvió hacia ellos, rodeando un brazo de Vanya, acercándola a ella—, hay que cenar.
Los comentarios aleatorios brotaron de su boca con la misma facilidad que siempre tenía. Quería dejar de ver el ceño fruncido de Ben y la intimidada mirada de Vanya, y logró que ambos rieran ante sus quejas sobre no entender física.
Soltó su agarre de ambos cuando se acercaron a sus asientos. Ben le dio una última tímida sonrisa antes de entrelazarse en una conversación con Klaus, quien saludó a Milah alzando la cabeza. Milah le devolvió el mismo saludo con una risa. Giró hacia Vanya, quien seguía con la mirada agachada, Milah le tomó la mano, buscando su mirada. En sus ojos pudo ver una clara respuesta.
"Te lo dije"
Vanya insistía en que el poder de Milah era que todos la quisieran a su lado. "¿Quién no te querría?", le decía cada vez que hablaban de ello. Milah tan sólo rodaba los ojos, alegando que el encanto no era un superpoder.
Pero el recuerdo le hizo vagar al lugar de Cinco, donde sorprendió al chico viendo hacia el lugar de ella y Vanya. No tardaron en apartar la mirada, como si no existieran.
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tengo una hueva hasta para escribir los caps xd.
alguien ha escuchado a Wallows¿
apenas me he dedicado a escucharlos, y no hay duda en que son una obra de arte<3~midnighthief
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Serendipia |The Umbrella Academy
Fanfiction• Número Cero podía ser tratada como si nada, pero ella trataba a los demás como si fueran todo. Milah fue adoptada por Sir Reginald, pero no de la misma manera en la que lo fueron el resto de los pequeños...