"Podremos estar teniendo relaciones sexuales, pero eso es todo, porque definitivamente no somos amigas" ese pensamiento cruzó por mi cabeza luego del tercer orgasmo que derretía mi cerebro como los muchos otros en las últimas horas.
"Solo sexo..." me reprocha esa voz, que aparece de vez en cuando dentro de mí cabeza. Mientras intento regular mi débil respiración, analizó nuestra situación actual; sí, era cierto que nos vemos fuera del trabajo, pero solo porque eso es necesario para tener relaciones sexuales frenéticas y alucinantes en lugares donde son menos probables que terminen en mi destitución como alcaldesa o en la vergüenza pública. Lo que significa que no necesito más "trabajos" rápidos. Con una vez fue suficiente, para decepción de Sana.
Aparte un mechón de pelo de mis ojos, mientras recordaba el puchero lastimero en el rostro de la rubia, cuando le dije de esa decisión. Un perrito atrapado en una tormenta de lluvia me vino a la mente.
Ella vivirá. No es como si hubiera cortado los servicios por completo. Lejos de ahí, en cada oportunidad que tenemos, en un hotel discreto, mi mansión o el departamento de Sana, parecemos conejos. Conejos bien entrenados y magníficamente vestidos. También hice un cambio en su guardarropa. Había límites en cuanto a lo que puedo soportar en su tiempo de inactividad, quitar más ropa interior de segunda mano azul oscura por las piernas de Sana era un crimen contra la belleza. Y yo, por encima de todo, adoraba la belleza. Entonces, me había tocado renovar personalmente todo el closet de Sana, debo reconocer que preste especial interés en su lencería... algo más apropiado, para que además de mis manos la tela fuera una sutil caricia al desvestirla. Acariciar esos tonificados y gloriosos muslos, la buena lencería es primordial para poder disfrutar de mi asistente.
Ahora, cuando deslizó por sus piernas largas las bragas de "La Perla", ambas exhalamos lentamente y no puedo encontrar ninguna falla en el sutil susurro del material mientras la dejo caer en el suelo. En ese punto, su nariz, labios y lengua estaban afanosamente dirigiéndose hacia el norte otra vez, para probar lo que ella había descubierto.
Sana es un lienzo espectacular para desnudar, tocar y llevar al clímax.
La primera vez que la probé, apenas cuatro días después de la primera vez que nos tocamos, pensé que podría tener un orgasmo espontáneo con solo ese acto. Ella es un néctar tan dulce que encontré enterrado bajo esa horrible tela amarilla de mala calidad. Jure secretamente tomar muestras de nuevo en cada oportunidad disponible. Debo reconocer que yo he creado cada oportunidad.
Pasar tiempo con aquella rubia, había empezado a hacerme temblar simplemente deslizando sus dedos dentro de mis faldas lápiz, pero eso no significaba que fuéramos amigas. Cielos no. Follar (no importa cuán satisfactorio, frenético, fabuloso y orgásmico fuera) no era igual a la amistad.
Es cierto que Sana había empezado a almacenar mi marca de café favorita en su departamento por si acaso pasaba por allí. También era cierto que a veces la rubia ofrecía, en lugar de sexo, un masaje después de un día particularmente agotador. Podía yacer en las sabanas revueltas de Sana durante horas mientras esos dedos mortales y talentosos garabateaban patrones lisos y lubricados por mi espalda mientras murmuraba tonterías incoherentes sobre lo bien que se sentía.
Incluso era cierto, si soy perfectamente honesta, que a veces toleraba que Sana se desahogara en esas raras noches en que me llamo para contarme sobre su conversación con su madre. Madre que, por razones que no entendía, había encontrado que la vida de su hija dedicada a la alcaldía carecía de propósito, la alejaba de su sueño de ser policía, y parecía disfrutar diciéndole eso con minucioso detalle sarcástico.
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El arte de la negación ; Sahyo - [Adaptación]
FanfictionPark Jihyo no tiene un torrido romance con su asistente Minatozaki Sana, mucho menos se enamoraria perdidamente de ella... - Contiene contenido +18. - Adaptación. - Todos los créditos a Harpohe1989.