❌ NO es una propuesta ❌

985 120 10
                                    

— Jihyo.— Grito Sana desde las profundidades de mi armario, donde estaba depositando su abrigo. —¿Hay alguna razón por la que tienes un par de enormes campanas de plata aquí?

— Oh, ¿eso? mi ridículo doctor lo envió como regalo de bodas.

Hubo un sonido de sorpresa y Sana emergió frotándose la parte trasera del cuello.

— Wow, ¿Boda? ¿Nos vamos a casar y yo aún no me entero?

— Por supuesto que no, no seas tonta. — Dije. —Ahora sal del armario, cariño.

— Pensé que ya lo había hecho, Bueno, las dos. Toda tu conquista y cenas durante semanas y semanas difícilmente pasarían desapercibidas.

— Conquistando y cenando.— Resoplé. — Fue más como lloriquear y cenar, ¿Cuántos mea culpa terminé expresando? Fue un promedio humillante de disculpas por cena, cariño.

Sus ojos brillaron, me sorprendió de encontrarme más divertida e impresionada que cualquier otra cosa por la cantidad de esfuerzo que Sana me había exigido antes de aceptar comprometerse de nuevo con la relación. En realidad, la elevó considerablemente más alto en mi escala de estimación. Las mujeres deben valorarse mucho a sí mismas, para que otros puedan respetarlas.

Eso es precisamente lo que había estado tratando de enseñarle a mi hijo. Y Sana era exactamente el mejor modelo de como una mujer debía darse su lugar, sin mencionar que era amable y generosa y trajo la risa de regreso al hogar.

No es que haya compartido nada de esto, prefería prescindir de miradas engreídas, Sana ya era lo suficientemente insufrible como era, después de someterme a una cantidad absurda de pruebas vergonzosas. Las disculpas de la cena habían sido solo la punta del iceberg de los intensos meses de improvisación que había requerido. Aunque me estremecí ante varios recuerdos aún ardientes.

— Bueno, te lo merecías.— Dijo Sana con firmeza y cerró la puerta del armario, volviéndose para mirarme. — No iba a aceptarte de nuevo sin una muestra completa y clara de arrepentimiento total. Y como sabes, Haruto estuvo de acuerdo conmigo en que este era el procedimiento correcto, lo criaste bien.— Agregó con orgullo.

— Ah, sí, ese cómplice tuyo mini yo, sospecho que la disculpa de la serenata en la puerta de tu apartamento también fue idea de él.

— No tenía idea de que tuvieras una voz tan hermosa.— Se rió Sana. — Tampoco mis vecinos, quienes disfrutaron el show. ¿Qué te llevó a pensar que Haruto tuvo algo que ver?

— A menos que tus gustos musicales hayan retrocedido a los clásicos de Disney, particularmente a Frozen que por pura casualidad es el musical favorito de Haruto. Sí, eso y el hecho de que la canción que me pediste que cantara está en la lista de ese musical.

Sana me dio una sonrisa tonta que absolutamente no me derretía por dentro ni me convertía en una paleta al sol.

—.¿Qué?— Pregunté frente a esa expresión terriblemente adorable. En serio, ¿Cómo se supone que uno debe concentrarse cuando le ponen esa mirada?

— La cantaste, cantaste "Let it go" en público, por mí.

Sana estaba radiante de nuevo. En serio.

— Bueno, no fue tan "en público", solo un pasillo mal iluminado con puertas cerradas.— Puse los ojos en blanco.

Sana deslizó sus brazos alrededor de mi.

El arte de la negación ; Sahyo - [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora