Despertar con resaca. Esa deliciosa sensación de sed, malestar y mareo, con un toque de “mi lengua se siente como si hubiera lamido una lija hecha de arena de gato sucia”.
Me duele todo…- Mi voz se sentía mucho más ronca de lo normal, pero debe ser porque también me duele la garganta.
Quiero agua…- Extendí la mano aún sin abrir los ojos, para buscar la botella que siempre dejo en el velador; pero me perdí en la cama. Confundida abrí los ojos y me arrepentí de inmediato. Primero, porque me dolía la cabeza horriblemente y segundo, porque me di cuenta que estaba en una habitación desconocida y desnuda entre las sábanas de una cama enorme.
Dónde estoy?... Yo estaba en un bar con mis amigas recién…- Ese era mi último recuerdo mientras me arrastraba por la cama, mentalmente gimiendo de dolor, buscando mi ropa y tratando de ver un poco más de la habitación. No era la primera vez en mi vida en la que había bebido más de lo que podía manejar, por lo que tenía experiencia en olvidarme de una o dos cosas que había hecho la noche anterior y tener que pedir a mis amigos una especie de “reconstrucción de los hechos”.
Estoy… Estoy en un motel?!- Lo reconocí al notar lo genérica de la habitación y el letrero con información útil de motel.
No pude evitar ponerme roja mientras me sentaba en la orilla de la cama, me dolía el cuerpo como si me hubieran apaleado. “Qué vergüenza, no me acuerdo de nada! Espera, estoy sola? No se escucha como si alguien estuviera en el baño…”
Dónde está mi teléfono?!- Pregunta importante, necesito mi teléfono si quiero entender cómo llegué aquí; a pesar que casi no tenía fuerzas, lo busqué lo mejor que pude sin encontrarlo. Mi ropa estaba doblada sobre una silla cercana, junto a una cartera. Tan adolorida y confundida me sentía que incluso me costó reconocerlos como míos. Pero eran las únicas ropas en la habitación, por lo que definitivamente estaba sola.
Quizás mis amigas me vinieron a dejar aquí en vez de a mi casa… suena posible.- comencé a hablarme en voz alta, en un intento de negar lo obvio. Mientras más minutos llevaba despierta y tratando de vestirme con los ojos entrecerrados y sintiendo mucho dolor en todas las partes de mi humanidad, más llegaban a mi pequeños destellos de recuerdos de la noche pasada.
Salí a beber con mis colegas de trabajo, celebrando el fin del año escolar, el período más estresante para cualquier profesora. Yo quería ir, beber algunas cervezas, y regresar temprano a la casa a ver mis capítulos preferidos de JJBA, como siempre lo hago cuando quiero celebrar viendo hombres hermosos, digo, lo veo por la trama. Pero no; terminé pidiendo más cerveza con papas fritas, bailando con todas las canciones y coqueteándole a un hombre que me recordaba muchísimo a Joseph… y después…
Cuando al fin reuní el valor para levantarme de la cama, el dolor en mi cadera me convenció de que había hecho mucho más que bailar con el tipo del que no me acordaba ni su cara, sólo que tenía barba y una espalda grandiosa! Qué rabia sentía por no poder acordarme de ningún detalle, pero que aún así me doliera todo. No importa, siempre digna; me dije resignada, ya lista para salir de ese lugar y llegar por inercia a mi casa. Agradecí en ese momento el haber despertado sola y ahorrarme el momento incómodo de la conversación de la mañana.
Estoy muy vieja para esto.- Admití ya de camino a mi casa, anhelando descansar en mi propia cama. “Ugh… me duele ver los colores, perdí mi celular, no me acuerdo qué pasó…”
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Me convertí en la madre de un JoJo
HumorUna transmigrada más, en una historia de hombres bellos y poses imposibles, lidiando con la maternidad. Qué podría malir sal?