Estaba en la calle junto al mercado de Owson cuando vi a Tomoko-sensei caminar algo perdida por el callejón donde me encontraba. La llamé para que mirara hacia mí y ella giró su rostro hacia donde yo estaba.
¡Tomoko-sensei! Qué bueno verla.- La abracé y ella me respondió algo sorprendida por mi repentino abrazo.
¿Reimi?
¿Ya no me reconoce, sensei? No ha pasado tanto tiempo.- le respondí después de soltarla.- ¿Cómo está Josuke? Debe estar enorme...-
Ese niño... Te lo juro, Reimi, lo único que hace es comer y crecer para pedir más comida. ¡Siempre tiene hambre! Al menos ya está durmiendo mejor, por lo que puedo dormir yo también.
Sensei siempre es muy honesta, sobretodo cuando se queja de las cosas. Como el día que fue al colegio, poco tiempo después del nacimiento de Josuke. Estaba con él en brazos y no le importó que los otros cursos estuvieran en clases, que ya no hiciera su práctica en el colegio o que tenía que seguir guardando reposo después del nacimiento de su bebé. Ella sólo llegó ahí con el niño en brazos para ver a sus estudiantes y pasar tiempo con ellos. "¿Qué van a hacerme, echarme? Quiero ver si se atreven." Me susurró después de preguntarle si no le daba miedo el directo o lo que pasara en su universidad.
Verla así siempre me dejaba preguntándome si yo podría ser una buena madre también. Me pidió acompañarla toda esa tarde mientras paseaba por el colegio con su bebé en brazos. Fue como si estuviera haciendo una inspección de algún tipo, como asegurándose que todo estuviera en el lugar adecuado para cuando ella volviera con nosotros; incluso se dio el tiempo de ayudar a otros con sus tareas de inglés mientras criticaba las guías de estudio de la otra profesora.
Pero no entiendo, sensei; ¿Qué está haciendo aquí?-
¿Qué más voy a estar haciendo? Vine a ver a mis estudiantes preferidos antes de que se les olvide mi rostro, además me sentía desesperada por salir de casa y ver a otros seres humanos que sepan controlar sus esfínteres sólo un poco mejor de lo que lo hace un bebé. ¿Quién es mi pequeña máquina de caca? Tú lo eres, si Josuke, eres una máquina de caca y babas.- dijo mientras jugaba con el bebé.
Tomoko- sensei, no le diga esas cosas.- No pude evitar reírme un poco.- ¿Puedo sostenerlo?-
Me estarías haciendo un favor, la verdad. Ya no puedo sentir los brazos... Josuke, no te atrevas a llorar con Reimi.- Le advirtió al bebé con tono amoroso mientras me lo entregaba.
El bebé se quedó mirando mi cabello y sonrió haciendo una burbuja de saliva.
Eso significa que le agradas.- Me respondió la profesora.- Reimi-chan ¿Tienes hambre? Yo tengo hambre. Opino que tenemos que ir a buscar comida casera.-
Creo que hay gente en el salón de economía del hogar, están preparando platos tradicionales para una feria.-
Interesante, iremos para allá. Sería bueno que Josuke aprenda a cocinar también, ¿No lo crees? No quiero que se transforme en un hombre inútil que se muere de hambre sin su madre o su pareja. ¿Escuchaste Josuke? Tienes que convertirte en un hombre decente y competente.-
Ella hablaba con severidad pero siempre sonriente, apuntando con el dedo y tocando la nariz de su pequeño bebé en mis brazos, mientras él respondía moviendo los brazos vigorosamente y con pequeños soniditos.
Esas no son formas de responderle a tu madre, ¿Cómo te atreves? ¿Quién te crió?- le respondió frunciendo el ceño y tocando con cariño su mejilla.
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Me convertí en la madre de un JoJo
HumorUna transmigrada más, en una historia de hombres bellos y poses imposibles, lidiando con la maternidad. Qué podría malir sal?