El hijo de una bruja

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Por fin era viernes, y con ello la muy esperada noche de Halloween. Desde que amaneció podía sentirse un buen humor en el ambiente. Billy despertó con buen animo aquel día, que prometía ser el mejor de todos, al menos para él, porque, después de tanto haberlo esperado, por fin saldría con Franklin Richards, bueno, no exactamente. Habían quedado de adelantar el proyecto de física después del colegio y el resto de la noche la pasarían viendo películas de terror junto con su hermana, Valeria Richards. Sin embargo, incluso en sus mas profundos pensamientos, aquello seria lo mejor que le podría pasar.
Sus buenos pensamientos se desvanecieron al ver a su hermano mas ansioso de lo normal. Movía la cabeza de un lado a otro a gran velocidad y los espasmos eran cada vez mas frecuentes y violentos.
---Tommy... Creo que debes hablar con alguien de esto.
---Ya se me pasará ---dijo molesto, aunque lo único que Billy escucho fue una serie de palabras entrecortadas que mas parecido tenían con los que producía el tocadiscos de su madre cuando uno de los discos de vinilo se atoraba--- Además, tengo mi plan.
Por fortuna alcanzó a comprender eso último. Tommy se puso una mascara de cuero azul con una "A" pintada en el rostro.
---¡Gran plan! ---dijo su hermano con ironía--- aunque lo único que esa mascara oculta es tu cara de lunático.
---¿Tienes una mejor idea?
El desayuno seria el mas largo para ambos chicos. Por un lado, Billy estaba impaciente de encontrarse con Franklin, y por el otro, Tommy no quería que su madre lo viese actuar extraño y descontrolado todo el día. Esperaron el autobús como nunca y, apenas escucharlo a unas cuadras, ambos niños salieron a prisa para no dar explicaciones. Wanda los detuvo levitándolos con sus poderes y los atrajo hasta el comedor.
---Un momento niños ---dijo con un tono particularmente agudo---, se que pasan por muchos momentos difíciles, como adolescentes comienzan a descubrir nuevas cosas, quieren alejarse de los adultos y ser libres. Pero eso no quiere decir que ya no podamos pasar un momento familiar, además quiero presentarles a alguien que, muy probablemente, les agradara cuando lo vean.
---Pero mamá ---reprochó Billy---, hoy iré a casa de Franklin para hacer el proyecto de física.
---¿A que hora han quedado?
---A las seis.
---Entonces tienes tiempo de sobra, nuestro invitado no demora en llegar y ustedes estarían a las tres con treinta aquí a mas tardar, tienen todo el tiempo para poder hacer lo que quieran, después de atender los asuntos familiares, ¿entendido?

Los chicos asintieron con la cabeza y se zafaron de sus manos para poder irse, no sin antes darle un beso en la mejilla a Wanda. Visión prefería quedarse y esperar a que sus hijos se fueran, para así poder mirar a su esposa desde otro ángulo. Por el momento estaba tranquila, pues el estado emocional de Wanda era cambiante, y el humor que tenía los últimos días parecía haber entrado en una desesperación efímera, pero su felicidad también lo era, estaba preocupado. 

Tommy y Billy se sentaron hasta atrás esperando pasar desapercibidos ante un grupo de niños que hacían bulla en los asientos delanteros. para su mala suerte, John Kesler, uno de los amigos de Tommy y Teddy, se había sentado en el lugar de delante de ellos. Tommy fingió estar enfermo para no hacerse notar por sus rápidos movimientos. Usualmente ninguno de los amigos de su hermano molestaba a Billy, a menos que él no se encontrase cerca o dispuesto para interferir, y ese era el caso, lamentablemente.

—¡Oye, marica! —se anunció el gran muchacho, de un tamaño tan grande que no parecía estudiar en secundaria, lo que significa que ya no le correspondía permanecer ahí. John Kesler era un niño rebelde, que poco interés tenía por la escuela, a diferencia de Billy, quien siempre llevaba buenas notas y siempre molestaba a Billy por eso, pero ahora tenía más motivos para hacerlo sufrir más—. ¿Qué le pasa a tu hermano, marica?

Billy pretendía ignorarlo mientras leía un libro, bien acomodado de su asiento. sin embargo la insistencia del pequeño gorila era más persistente que su poca paciencia. Por un instante deseo que algo malo le pasara, pero tranquilizó su ira, o sus poderes terminarían dependiendo de sus emociones, como los de su madre. No es que William  fuese tan poderoso como Wanda, pero poco a poco comprendía que en nada quería parecerse a su madre.

Wandavision. Perspectiva de los niñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora