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Estaba cansado, mis piernas casi temblaban del dolor. La práctica, más mi trabajo y que haya caminado incontables calles hace días me pesaban hoy.

"¿Te sientes bien?" me senté y respire, me costaba concentrarme en el baile ya que el dolor me estaba ocupando la mayoría de mis pensamientos.

"No lo sé, me duelen las piernas" Minho dejó todo lo que estaba haciendo y se sento en el suelo quedando en frente mío, con movimientos rápidos tomó una venda de su bolso. "¿Que haces?" me miró.

"Te ayudará a calmar el dolor" sin más que decir puso la venda al rededor de mi pierna, me sentí nervioso al tacto de Minho, era extraño. "Pon este hielo encima de tu pierna un rato, vendré pronto"

"¿A donde vas?" puse el hielo que se me fue entregado en mi pierna izquierda, se sentía bien y eso me tranquilizaba.

Sin responder a mi pregunta, Minho salió de la sala dejándome sólo. Tal vez exageraba, pero no era algo que me gustara el estar sólo, menos en un lugar donde no habia nadie y para colmo, era de noche.

Saqué esos pensamientos de mi mente y me relaje ante el hielo en mi piel, realmente estaba funcionado. Fue tanto mi relajo que cerré mis ojos y tiré mi cabeza hacia atrás, pero no fue tan buena idea.

El silencio hizo que recuerdos vengan a mi mente, mi papá.

Extrañaba cada pequeño detalle, esos que parecían insignificantes cuando él estaba aquí, pero si tan solo tuviera un segundo para volver a verlo. Quisiera decirle que había vuelto a bailar, que me iba bien en el colegio, que hice un amigo nuevo, pero no podía, era imposible.

Sentí algo frío sobre mi cabeza y al abrir los ojos me percate de que Minho fue a comprar unos refrescos, me ofreció el rojo y lo tomé sin dudar.

"Gracias" asintió.

"Te llevo a tu casa, se está haciendo tarde"

"¿Minho?"

"¿Si?"

"¿Podría dormir esta noche en tu casa?"

dance with me | MINSUNG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora