Lisa
Estaba trabajando en el taller el jueves por la noche la primera vez que Jennie dio el paso y me contactó en redes sociales. Usó la función de mensajes para mandarme esta joyita.
Jennie: Esta soy yo interactuando contigo en redes sociales.
Me encontré sonriéndole a mi teléfono como una idiota porque podía imaginar a Jennie preocupándose por qué decir, y decidiéndose al final por el hecho más básico.
Yo: Esta soy yo respondiendo.
No me contestó nada. ¿Eso era todo? Quizás suponía que solo tenía que hacer lo mínimo. Hacer un show de contactarse conmigo...
Yo: Esta soy yo haciendo una broma coqueta en redes sociales.
Hubo una pausa.
Jennie: Esta soy yo riéndome en voz alta.
Empecé a reír y luego lo convertí en una tos cuando uno de mis compañeros se giró a mirarme. Metiendo el teléfono de vuelta en mi bolsillo, traté de volver a trabajar. Traté de enfocarme, en serio. Pero aproximadamente cada tres segundos me encontraba sacando mi teléfono para ver si me había mandado algo más.
Nop. Silencio total.
-¿Tienes algo más importante que hacer, Manoban? -me gritó el gerente del taller mecánico desde la oficina del fondo.
Guardé el teléfono.
-No, señor.
Pero en mi siguiente descanso, no pude resistirme. Fui detrás del taller y la llamé. Jennie contestó al tercer tono.
-Hola, Lisa.
-Hola.
Sonreí. En realidad, no tenía idea de por qué. Quizás era el sonido de su voz, o la forma en que dijo mi nombre, o cómo no hizo la rutina de "¿Hola? Oh, ¡hola, Lisa!" como si no supiera que era yo la que la estaba llamando. Y ahora parecía contenta quedándose en silencio en su lado de la línea.
-No me gusta enviar mensajes -dije.
-Oh. A mí tampoco. -Podía escucharla moverse, como si estuviera acomodándose.
Traté de no imaginarla poniéndose cómoda debajo de sus mantas en la cama y fallé. Genial. Ahora tenía una imagen de Jennie medio desvestida fija en mi cabeza.
-Supuse que luciría bien mandarnos mensajes -dijo, su tono volviéndose medio defensivo-. Ya sabes... para la aplicación.
-Sí, lo supuse.
Miré fijamente al suelo. ¿Por qué siquiera la estaba llamando? Ambas sabíamos que la aplicación no rastrearía las llamadas de teléfono...De hecho, no sabía eso.
Hombre, esta aplicación daba miedo. ¿Por qué alguien instalaría esto voluntariamente si no estuvieran usándola para conseguir una buena nota?
-Así que... -dijo Jennie finalmente, alargando la última palabra y haciéndome reír.
-Acerca del partido de mañana -comencé.
-Sí, cierto. El partido.
¿Era mi imaginación o sonaba aliviada de que estuviera llamándola para discutir logística?
-Creo que debería pasar a buscarte -dije.
El silencio era ensordecedor y traté de no ofenderme. Alcé la mirada al cielo crepuscular y esperé. No era que pudiera culparla por no querer que me encontrara con sus padres.