Para este capítulo les recomiendo que mientras lo leen escuchen SLOW DANCING IN THE DARK de Joji, ya que me inspiré directamente de la misma para escribirlo. Además, si leen la letra van a entender mucho mejor el porqué de la inspiración. Si es que quieren leerla, lo que les recomiendo es que la lean por Genius, que también brinda explicaciones de la letra.
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Ahí iba otra vez. ¿Cuántas habían sido ya? Claramente no le interesaba contarlas, pero al mismo tiempo sí quería saber ese dato. Hipócrita, ¿no? Estar interesado pero a la vez no. Ya sabía él cómo eso se sentía, pero todavía no lograba despegarse de esa indecisión infantil que tenía. No podía. A Iván de verdad que le costaba mucho hacerlo, especialmente cuando se acordaba de la cara de ella. No podía. Simplemente no podía. Quería ir a buscarla, abrazarla, perdonarla, pedirle que estuviesen juntos para toda la vida y seguir adelante con ella. Pero sabía que terminaría igual: lastimado, decepcionado de sí mismo y con una cachetada en la cara. Tenía amor propio, al menos un poco. Pero cuando ella se cruzaba por su mente no podía mantener su amor propio a flote ni por un segundo, aunque intentase con todas sus fuerzas. Simplemente se derrumbaba en pedazos irreparables, y encima lo tiraba a la basura pasando por encima de ellos como si nada. Decepcionante y deplorable, pensaba él. Y encima, que SLOW DANCING IN THE DARK estuviese sonando de fondo en bucle le ponía 30.000 veces peor. Se largaba a llorar cada 0,000000000000000001 segundos y eso hacía que se cansara más, se sintiera más desganado de hacer cosas y odiarse un poco más. Esto último más que nada por el autoreproche de: «¿Otra vez pensando en ella, mostro?» Pero a ver, ¿cómo no iba a pensar en ella? Casi todo en su día a día le recordaba a ella. A veces creía escuchar su voz, oler su perfume, sentir sus manos revolviéndole el pelo, cosas así. Hasta cosas tan tontas como salir a comprar le recordaban a ella. Dios, TODO le recordaba a ella. ¿Cómo no evitarlo, realmente? Habían sido 3 años en los cuales había estado remándola, se había mandado cagadas MUY graves, pero él la seguía amando como a nadie en el mundo. Como si fuese el amor de su vida, la persona a quien le dedicaría todo, incluyendo su dignidad y amor propio. Un amor ciego, carente de ética y moral. Y por sobre todo, códigos. La cosa más importante de todas. Pero a él no le importaba realmente mientras estuviese con ella. Si estaba con ella, todo iba a salir bien, pensaba ciegamente.
La música estaba tan alta y él lloraba tan alto que no se dio cuenta en ningún momento que Lucas había entrado al cuarto. Estaba sentado en la silla de su PC, mirándolo mientras lloraba abrazado al osito que le había regalado. Podía imaginarse la humedad que tendría ese oso en ese momento, e inconscientemente se rió un poco con esa imagen. Como justo la canción había parado, Iván no tardó en darse cuenta de la presencia de Lucas. Al principio se asustó, pero después de darse vuelta y verlo recordó que estaba hecho un desastre, así que por acto reflejo se escondió para que Lucas no viese en el estado que estaba. Espantoso, pensaba Iván.
— Amigo, ¿todo bien?— Lucas se acercó a la cama y se acostó al lado de Iván para poder abrazarlo.
Silencio. Iván no corresponde al abrazo de Lucas pero ni ahí.
— Che, date vuelta mínimo.
Caso omiso. Ni una palabra, ni un movimiento.
— Me voy a ir si no me prestás atención.
Iván, entonces, se dio vuelta con el oso tapándole toda la cara excepto los ojos. Miró a Lucas mientras todavía seguía llorando, y este no tardó mucho en sacarle el oso de las manos para abrazarlo él en su lugar. Iván tardó un poco en corresponder, pero al final cedió. Se sentía muy mal por mostrarse así ante Lucas por la misma razón otra vez, por lo que tampoco quería aceptar su consuelo. Se sentía súper mal por molestarlo otra vez con lo mismo. Y ese pensamiento lo hizo ponerse incluso peor que antes. Todo menos molestar a Lucas...
— Ya estás pensando que me estás molestando, ¿no?
Iván miró a Lucas a los ojos con culpa. Sus labios vacilaron un poco antes de responder.
— S-sí.— y se largó a llorar más—. Perdoname, gordo. No quiero molestarte...
Lucas lo apretó más. — A ver tarado, ¿en serio te pensás que sos una molestia para mí? ¿Que cuando estás llorando otra vez por lo mismo lo único en lo que pienso es en mí, y no en vos? ¿Te pensás en serio que no me preocupa verte así? ¿Que no me pone mal? ¿Que me deprime porque no sé cómo hacer para que te olvides ella? ¿De lo hija de puta que fue con la razón por la que dejó? ¿En serio te pensás que yo me amo más a mí que a vos?
Las últimas palabras hicieron que Iván mirara a Lucas fijamente con sorpresa y, si te fijabas bien en sus ojos entre todas las lágrimas que tenían, felicidad, amor y cariño. No pudo evitar abrazar con todas sus fuerzas a Lucas y después besarlo con todo el amor posible en el mundo. Quizás, aunque él no se diera cuenta, el amor de su vida ya no era ella.
A pesar de toda la emoción, Lucas logró darse cuenta que SLOW DANCING IN THE DARK estaba empezando de nuevo. Por lo que, en pocos segundos, agarró a Iván del brazo y lo paró para bailar. Pero, a diferencia de la mayoría de las veces, esta vez estaban bailando despacio, mucho más concentrados en la cercanía de sus cuerpos. El baile fue como un afrodisíaco, podría decirse, ya que pasados unos segundos de la canción, ambos estaban embriagados en el otro, sintiéndose en compañía de esa persona: la persona a la que denominamos «el amor de nuestra vida», besándose con todo el amor y deseo posible. El ambiente se sentía pesado, pero no porque fuera incómodo, sino porque se sentía en el aire el amor, afecto y cariño que ambos sentían por el otro. Se sentía cómo se amaban tan siquiera al entrar al cuarto.
— Gordo.— susurró Iván entre sus besos.
— ¿Qué?
— Esta canción me recuerda mucho a ella. La letra es muy... Como nuestra relación, ¿me entendés?
— Sí, me imaginé.
— Bueno, eh... Tengo... Miedo de que nosotros terminemos igual, en cierto punto. Como que estemos juntos porque sí, no porque nos preocupamos el uno por el otro y porque nos amamos realmente. Me da mucho miedo...
— Mirame a los ojos, hermoso— Iván se sonrojó ante la presencia del adjetivo—. Nosotros nunca vamos a estar así. Jamás. No estamos bailando a oscuras. Yo, al menos... Te amo sanamente. Te amo como quien sos, no quiero que te amoldes a mí.
— Yo tampoco quiero que te amoldes a mí, gordito.
— Bueno, ¿y entonces? ¿Por qué te da tanto miedo si los dos no queremos lastimarnos?
— Es que te amo mucho más que a ella, gordo. Si te pierdo a vos no podría superarlo. Muy probablemente me suicidaría.
— No vas a suicidarte si eso pasa. Y tampoco va a pasar de por sí, así que tranquilo, ¿sí?
La canción ya había sonado mínimo tres o cuatro veces. Pero ellos no podían evitar estar embriagados en el otro. Sólo podían bailar juntos, disfrutar estar juntos.
— Sos el amor de mi vida, gordo.
— Y vos el mío, lindo.
Sin darse cuenta, esa noche pactaron amarse eternamente el uno al otro.
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La vida de dos homosexuales || Sombalera drabbles
FanfictionCosas que escribo de estos dos. No me gusta sexualizarlos, sólo me gusta mostrar lo tiernos que son. Aunque sí puede que incluya algo relacionado a la tensión sexual que hay en sus directos, pero nada más. » One-shots de duración variada. Depende de...