Gordazo, correte que me caigo.

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Andá a saber qué hora era, realmente. Había estado en stream por casi 8 horas y la verdad que se sentía para el orto. Cuando apenas retomó la conciencia, el cuerpo le pesaba el triple de lo normal, obvia cosa cuando la noche anterior te emborrachaste hasta el orto con cerveza del Día% que costaba mínimo $300 pesos el six-pack. Pero eso no era lo realmente importante, pensaba Iván mientras miraba la poca luz del sol que se colaba por la ventana. Estaba apachurrado en la cama, en un costadito, casi hecho bollo. Se tocó un poco la frente tratando de pensar qué estaba pasando, o más bien, qué había hecho exactamente mientras estuvo en stream. Recordó la inmensa cantidad de boludeces que hicieron con Sombare, cómo contaron anécdotas de terror, cómo casi se muere de un infarto por su culpa, la charla con Rod y, por supuesto, la incontable cantidad de «iii» que hubo en su chat. Como siempre, nada raro.

Intentó con un poco de paja hacer fuerza para levantarse de la cama. Como pudo estiró la espalda, un poco los brazos y si se quiere las piernas. Como durmió boca abajo sentía las costillas aplastadas y su cabeza toda torcida, pero no le dio importancia. Miró a la izquierda y se encontró con un Lucas todo estirado, por lo que parecía mirando el celular.

— ¿Qué hacés?

— ¿Qué hago de qué?

— ¿Sos boludo?

— Iván, ¿de qué hablás?

— ¿No ves?

 — ¿Qué cosa?

— Cómo estoy, ¿no ves?

Lucas movió un poco la cabeza en dirección a Iván, que estaba en bóxer y una remera negra lisa. Vio cómo estaba acomodado, pero como si no le importase, volvió la vista al teléfono.

— Veo, sí.

— ¿Y?

— ¿Qué?

— Gordazo, correte que me caigo. ¿O sos down?

— Tengo paja de moverme.

— Dale gordo, la concha de tu madre, no me quiero caer.

— Y no te caigas. No es muy difícil.

— Pero quiero seguir acostado.

— Chupame el choto, no voy a moverme.

Iván amagó para golpear a Lucas en el hombro, pero como si el karma lo odiase se cayó directo al piso, como de costumbre.

— Ah no, sos muy down.

— ¿DE QUIÉN ES LA CULPA?

— Claramente tuya porque no te acomodaste.

— PERO SOS DOWN, ¿CÓMO ME IBA A ACOMODAR SI ESTÁS OCUPANDO ¾ DE CAMA GORDO HIJO DE PUTA?

Lucas se corrió un poquito de la cama para ver cómo estaba Iván en el piso, a lo que se empezó a reír como loco.

— GORDO LA CONCHA DE TU MADRE.— decía Iván mientras a rastras se paraba para volverse a acostar en la cama. Hizo un poco de fuerza y corrió a Lucas mientras este se reía tanto que no le quedó más que no resistirse a los empujones.

— P-perdón boludo, no pensé que te ibas a caer otra vez.— decía Lucas entre risas sonoras. Iván lo miró con la cara de orto más obvia que se te pueda ocurrir, y después de mucho empujón logró acostarse de su lado derecho frente a Lucas.

— Vos querés que te cague a trompadas, no— dijo Iván, medio enojado, medio tentado—. La próxima vez te saco de un tirón.

— Daaa.— dijo Lucas—. No seas así tarado. Perdoname, es serio. La próxima me corro. 

Iván intentó aferrarse a su enojo para no ceder a las disculpas de Lucas, pero no le resultó en lo más mínimo. A los segundos se acurrucó en su pecho.

— Te voy a cagar a trompadas si no cumplís.

— Sombare siempre cumple, padre.

Y se quedaron abrazaditos en la cama.

La vida de dos homosexuales || Sombalera drabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora