Tres

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Gulf era incapaz de concentrarse en las clases, lo ocurrido en la mañana lo tenía más que nervioso y la verdad era que no sabía muy bien como había sucedido todo pero había sido como un mal sueño.

Se había encontrado con que su tía no era su tía, el demonio, toda la casa temblando y después pata colmo, el extraño tipo de luz con los más increíbles ojos que había visto nunca.

Estaba muy confundido y se preguntaba una y otra vez que podían querer esos seres de él, por qué lo acosaban y por qué no paraban de decir que tenía poderes y se lo rifaban entre ellos.

No sabía de donde le había salido esa fuerza para poder tirar al tal Singto y entonces de repente, sus manos empezaron a picar, mientras que su profesor estaba explicando y sus compañeros que miraban atentos a ka explicación.

Sus manos cada vez le quemaban más y más, hasta el punto de que empezó a salirle humo de ellas, entonces se las metió en los bolsillos de la sudadera pero aún seguía saliendo más humo, era como sí fuese una chimenea, por lo que volvió a sacarlas y al mirarselas de nuevo, estas desprendieron una luz muy fuerte.

—Señor Kanawut—escuchó  de repente—…puede entregarme esas linternas con las que está jugando, esto es una clase y es de día.

—No, no puedo señor.... no no son lintern....

El moreno no pudo terminar de hablar pues se dio cuenta de que su maestro y todos sus compañeros se habían quedado inmóviles, era como si el tiempo se hubiese detenido.

Gulf se asustó pues creía que se estaba volviendo loco de nuevo, entonces se levantó y salió corriendo de la clase para irse a los baños.

Rápidamente entró y se empapó las manos en la pileta pero no conseguía nada, ya que la luz no cesaba, entonces escuchó un ruido tras suyo y pensando que podían ser los seres que habían irrumpido en su casa en la mañana, corrió y se escondió en uno de los cubículos, metiéndose de nuevo las manos en su bolsillos.

—¡Gulf!, ¡Gulf!, ¡Gulf!, ¿Qué haces ahí escondido como un cobarde?.

El moreno se estremeció al escuchar de nuevo la voz del ser malvado que había poseído a su tía en la mañana.

—¿Qué quieres de mi?, ¡Vete!, ¡déjame tranquilo!.

Singto rió con maldad, mientras caminaba tranquilamente de un lado a otro de los baños.

—¡Vete!, ¡vete!...¡no quiero escucharte!—gritó de nuevo el moreno acurrucado en el retrete con sus manos tapándose las orejas.

—Querido Chico, yo puedo ayudarte... sal de tu escondite—habló el demonio  riendo—...Yo quiero ser tu amigo, te lo explicaré todo, ¿De acuerdo?...eres extraordinario y solo necesitas controlarte.

Gulf sacó sus manos de sus orejas y levantó su cabeza con extrañeza.

—¿Puedo controlar esto?, ¿De verdad me ayudarías?.

—Si, claro, eso que te está pasando son tus poderes y se están manifestando... Si me dejas, yo puedo guiarte para controlarlos.

El joven moreno se levantó de suelo y aún temblando sacó el seguro y abrió la puerta, entonces se encontró a Singto lo observaba muy feliz apoyado en los lavabos con las piernas y los brazos cruzados y con una media sonrisa diabólica.

De repente, el ser de bonitos ojos y luz blanca también se apareció de nuevo ante este mirándolo fijamente.

—Gulf no lo escuches, él no es tu amigo... El es un demonio y quiere que tú lo seas también....quiere que le sirvas en sus maldades—le dijo.

Gulf lo miró también y luego miró a Singto.

—¿Alguno de los dos me va ha explicar, qué me está pasando?.

—Mi nombre es Mew y soy un ángel, soy un soldado del Ejercito Celestial, tu padre también lo era, yo....

Furioso, el demonio usó sus poderes y levantando su mano tiró al ángel contra la pared.

—Basta de palabrería muchacho, se me acaba la paciencia.... Tú te vendrás conmigo y yo te enseñaré a usar tus poderes para algo útil—dijo este agarrándolo del brazo.

Mew se levantó y se abalanzó sobre Singto y empezaron a pelear lanzándose rayos y ondas de fuerza.

—¡Vete Gulf!, ¡corre!, ¡corre!—le gritó el ángel.

—¡Noooo ...!, ¡no lo escuches!, ¡quédate y nos iremos juntos!—le gritó también el demonio.

El chico los miró y no sabía que hacer, lloraba y estaba muy nervioso, no quería correr como un cobarde pero tampoco quería que aquellos dos se peleasen destrozándolo todo.

No sabía por qué pero no quería que el ser de preciosos ojos teminara herido, así que sin pensarlo más levantó su mano y un rayo de luz salió de nuevo de su mano y sacudió a los dos, apartándolos y lanzando sus cuerpos lejos uno del otro.

Esta vez, los ojos de Gulf estaban totalmente blancos hasta que su mano aún temblorosa dejó de emitir la luz y sin fuerzas cayó de rodillas, muy agitado por el esfuerzo.

Los dos seres se incorporaron muy asombrados por el gran poder que tenía el frágil muchacho pues los había abatido sin siquiera saber controlarse aún.

—¡Bravo!, ¡eres incluso más increíble de lo que pensaba!, ¡venga vayamos!,  ¡haremos grandes cosas juntos!—le gritó el demonio frotándose las manos y sonriendo.

El ángel se interpuso entre ellos.

—¡No irá contigo a ninguna parte, Singto!, ¡creo que no tendrás suerte esta vez!— gritó este sacando una espada luminosa de su espalda.

El demonio gruño.

—¡Está bien!, ¡Esta vez me iré pero esto aún no ha terminado!.—gritó antes de desvanecerse nuevamente.

Mew suspiró aliviado, entonces guardó su espada y acto seguido se giró para ayudar a Gulf, el cual aún seguía de rodillas, tras volver a su estado normal.

El ángel lo cargó en sus fuertes brazos y entonces el chico se agarró a su cuello, mientras se sonrojaba sin poder evitarlo.

El ángel lo cargó en sus fuertes brazos y entonces el chico se agarró a su cuello, mientras se sonrojaba sin poder evitarlo

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—¿Por qué me pasa esto?, Yo no quiero ser así—preguntó este mirándole fijamente antes de perder el conocimiento.

—Tranquilo pequeño, no temas, yo voy a protegerte—dijo Mew antes de mirar de nuevo a su alrededor y desvanecerse también.

25. Un ángel llegó a mi vida -Mewgulf- Historia Corta -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora