El amor no es peligroso, la dependencia emocional sí.
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Estaban todos reunidos en una pequeña cabaña mientras compartían charlas de varias cosas, mientras tu estabas sentada en uno de los sofás cerca de la ventana, mientras observabas la luna un pecoso se acercó a informarte que iniciarían un juego al que es llamado ''el juego de la botella'' solamente le respondiste –Solo miraré.Y te dispusite a acomodarte en un rincón esperando la diversión.
Decidiste ir al baño antes de que empiece el juego, al intentar de entrar te fijaste que la puerta estaba entre abierta, solo pudiste escuchar pequeños murmuros de unas voces que creías conocer. —___ es una ofrecida, vaya relacíon poliamorosa tendrá con esos dos— Otra que respondío —bueno, tiene suerte de que uno de ellos sea tsukishima— A lo cual todas le dieron la razón.
Abriste la puerta completamente para poder ver a las personas de aquellas palabras y no querias creer que era esa persona que tanto te importaba.
Con dificultad pudiste ver a tu famosa ''mejor amiga'' con su grupo, voltearon entre risas y se quedaron heladas al ver a la persona tras la puerta, y no era por ti, sí no por la mirada del rubio que se encontraba atrás tuyo el cual solo venía a avisarte que el juego estaba por comenzar.
Tus ojos estaban borrosos por las lagrimas que querían caer, solamente te diste vuelta, viéndolo en escasos segundos, solo lo esquivaste mientras te ibas corriendo por la puerta principal.
Kei solo soltó un —Eres una mierda de persona— y fue detrás de tuyo, tratando de seguirte el paso te perdió con la mirada por los grandes árboles, tratando de tranquilizarse volvió a la casa.
Tú solo te dirigiste al lago que encontraste hace días atras al llegar a esa excursión al bosque, caíste de rodillas y rompiste en llanto al analizar mejor la situación, luego te encojiste mientras ponías tus codos en tus rodillas y tapabas tu cara con los brazos, en posición fetal con los pensamientos horroros de que volvió a pasar...
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Mientras te abrazabas a ti misma por el frío que hacia, caminabas por el sendero ya conocido que pudiste reconocer.
Al estar cerca de la cabaña pudiste ver que las luces ya estaban apagadas, estabas pensando en decirles a los maestros que te sentías mal, para poder irte mañana mismo o te inventarias una excusa bastante buena para ser creíble, tus pensamientos fueron interrumpidos por una cabellera rubia que estaba en la puerta de la cabaña.
Decidiste acercarte, el chico levantó la cabeza por las pisadas extrañas, solamente se dispuso a pararse de aquel sitio y trotar a abrazarte, mientras que tu rompías en llanto nuevamente. Fueron bajando de a poco a poco mientras el quedó sentando como posición de "indio" y tu arriba de el sentada en el pequeño agujero que ocasionó esa posición.
Pasó un rato, no mucho y al ver que te estabas calmando decidió hablar.
—Tadashi se besó con Hikaru, se vio bastante patético.
Solamente te pusiste a reír al imaginarte a un Yama sonrojado al máximo de parecer un tomate. Luego quedó un silencio bastante cómodo mientras el acariciaba tu cabeza y miraban como las nuves se movían, bueno, básicamente la tierra giraba, el nuevamente rompió el silencio.
—Esto me recuerda a cuando nos conocimos... En ese momento eras más fea y chillona— dijo mientras reía al recibir un golpe tuyo— esa chica... —quedo pensando esperando tú respuesta.
—Toura– respondiste.
—Sí, Toura... Nunca me llegó a agradar eh, su actitud me desagradaba al punto de querer decirle que se vaya, al igual que tu, pero eeh, a ti te soportaba, aún lo sigo haciendo así que.
—Como si tu hubieras sido muy bonito en esos tiempos— Le respondiste mientras recordabas a un Kei pequeño.
—Más que Yamaguchi, sí.
—Oh, vamos, Yama era más bonito que tú, incluso me llegó a atraer— dijiste pensativa al recordar eso.
—Ah... Eso me dolió... Y yo nunca te llegué a atraer? — dijo mientras se acercaba a tu rostro.
—No, porque eres un feo e idiota— Reíste al ver su cara de ofendido total. Hubo otro silencio, pero esta vez tu rompiste el silencio.
—Keikei — respondió con un –Mh– para asegurarte que estaba escuchando —Te quiero... Mucho, mucho, mucho.
—Te ves ridícula diciendo eso— volteó su rostro para ocultar su reacción de sonrojo con la excusa de "los arbustos extrañamente están lindos"
—¡Vamos!, acabo de ver como te sonrojaste— dijiste mientras tratabas de voltear su rostro.
El se aburrió y saco tus manos bruscamente y tomo tus mejillas y te plantó un beso en la frente mientras decía en un tono bajo —Yo también—.
Los dos decidieron entrar y así fue, cada uno a sus respectivas habitaciones, uno pensando en como haría mañana para mejorar el ánimo de su amiga, mientras otra en la cara sonrojada de su amigo. Tenía una nueva excusa para molestarlo.
En sí, eran una linda amistad, que no querían arruinar..
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ᰔᩚ Publicada: 19/11/2O2O Edit: 25/O4/2O21 Re edit: 14/O4/2O22
