Capítulo 5.

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Abrió los ojos, no estaba ni en una habitación de hospital ni en un lugar que no conocía, el cual podría estar en blanco si hubiera muerto o algo así. Pero estaba en un lugar conocido: en su habitación.

Todo parecía en orden, no había ni sangre, ni píldoras y ni habían familiares o doctores rodeándola como si estuvieran esperando una señal de vida a lo largo de los meses, en efecto, solo fue un terrible sueño como otro más de los muchos que tenía.

Solo tenía una duda: ¿El beso era también un sueño? No, claro que no podía ser un sueño, se sintió tan real que le costaba creer que no hubiera sucedido tal cosa.

Pensó, pensó e intentó recordar algo que pudiera darle algún sentido a la situación, un fugaz recuerdo de ella sentada con su computadora hizo que se levantase rápido para revisar sus chats. Para su suerte, no había ninguno con Hayes pero sí uno con Darcy, demasiadas mayúsculas gritonas expresando alegría y alivio, llegó al punto que quería.

–Me besó. –susurró, volviendo a leerlo una y otra vez el mensaje, atónita.

Llevó las manos a sus labios, posando delicadamente las yemas de sus dedos sobre los mismos. No se sentían calientes ni nada por el estilo, era rara aquella sensación de haber besado a alguien para ella. Más que nunca había recibido amor, bah, sí que lo había recibido en aquél tiempo en que era un engendro que apenas podía limpiarse sola y todo el mundo estaba ocupada con su pequeña hermanita la cual era la única princesa existente en el mundo el cual las únicas princesas son casadas con verdaderos príncipes de la sangre real. Para ser realistas, esos cuentos de que la princesa se hacía reina sin haberse casado con algún miembro de la realeza eran puras patrañas de personas que querían lograr que lo estúpido e imposible, se convirtiera en "Si soy buena chica como Aurora, vendrá un príncipe a despertarme con un beso".

Allie era todo lo contrario a una princesa de Disney que solamente era perfecta, ella era desastrosamente imperfecta y con o sin su hermana, nunca tendría un final feliz.

Observó el reloj que estaba sobre la pared. Ocho de la noche, perfecto, solo le quedaba estudiar para Política  y eso es lo que hizo, lo que le restó del día hasta la cena estuvo leyendo los libros que debía estudiar, no era difícil pero esta vez sí que lo era debido a que en el examen debería escribir una opinión pública del sistema fiscal, aunque verdaderamente le importaba una mierda esa cosa, no se metía en eso.

•••

En la cena todos estaban demasiado callados, incluso Melanie, su hermana mayor no comentaba nada de lo maravilloso que le iba con el periódico escolar ni parloteaba de noticias que mínimo al diez por ciento de les impactaría.

Alexander jugaba con las arvejas del planto, pinchaba una con el mismo y la volvía a dejar caer sobre el plato, la carne nunca fue tocada por el cuchillo y la ensalada solo parecía un adorno más en aquél plato.

Su mamá abrió la boca–: Alex, hoy empapaste toda la casa. Seguro que debes tener una magnífica historia para contarme lo sucedido.

Levantó la mirada nervioso aunque lo escondía bastante bien y sus ojos hicieron contactos con los de su madre al instante.

–Solo me agarró la lluvia en el camino, ¿acaso crees que me metí a un lago para llegar así? –alzó una de las cejas, cuestionando a la autoridad.

–Oh, entiendo. –fue lo único que se escuchó por parte de ella. Miró a Melanie–: ¿Y el periódico escolar?

–Muriendo a falta de acción en la escuela. –Melanie se levantó de la mesa. –Gracias, ya no tengo hambre. –y se fue.

Fue seguida por su hermano pero no se dirigieron ni una sola palabra, él tenía que estudiar y ella pensar como revivir a un pedazo de papel muerto.

Como Allie era Allie. Alexander era Alexander.

No tenía ganas, no quería hacerlo aunque lo intentaría... Después de encontrar a Allie en el chat, quería hablarle sobre aquél beso, pero ¿qué le diría? ¿Qué actuó por impulso? ¿Qué no fue real y qué eso no era lo que sentía? Oh no, no volverían a estacarse en esa situación.

Pasó minutos buscándola. No la encontraba. Su nombre completo no figuraba como una chica que vivía en Manhattan sino como otras que vivían en diferentes partes del mundo.

Podía leer el "Fin de la búsqueda" remarcado con letras rojas y de un gran tamaño, lo desalentaba aunque un resultado quedaba por ver.

–Allienígena. –Murmuró por lo bajo mientras leía.

Manhattan, cerca de un parque oxidado. Esa era la ubicación que tenía en su perfil, pero no le sorprendió con lo poco que la conocía podía decir que no era una chica común como las demás.

Decidió hablarle.

SupermanAlex: ¿All?

Nadie lo contestaba, tal vez no quisiera hablar con él o estaba estudiando.

Allienígena: Alex.

SupermanAlex: Debo decirte algo.

Allienígena: Si deseas disculparte por el beso no lo hagas y déjame ilusionarme, es lo único que tengo justo ahora.

SupermanAlex: ¿Cómo carajos sabías de que te iba a decir eso?

Allienígena: Es fácil, cuando besas a alguien como yo, lo tomas como impulso o lo dejas como algo en el pasado.

SupermanAlex: Buen punto, pero no quería hablarte de eso, es lo de hace seis años.

Allienígena: Escucha bien lo que te diré...

SupermanAlex: No puedo escucharte (aunque quisiera) pero sí leerte.

Allienígena: Ew, que asco y que cursi.

SupermanAlex: Dime, anda.

Allienígena: Pretende que los dos sentimos lo mismo hasta que mi cabeza se ordene, ¿vale?

SupermanAlex: ¡ENTONCES PRETENDERÉ QUE ME AMAS!

Allienígena: Exacto, hasta mañana y no, no te diré las respuestas si me preguntas.

Y se acabó, ella le dio fin a tan estúpida conversación.

Ella era todo un misterio con aquellas palabras, ¿de dónde sacaba tanto ingenio como para pensar algo así? ¿Que pretendiera que ella sentía lo mismo era como un "adelante, puedes besarme y seremos novios" o debía interpretarlo de otra manera? Esta vez le dio igual, tenía que estudiar y ella misma le había dicho "No te diré las respuestas si me preguntas".

Pero lo único que le faltaba saber era que si él le preguntase a ella que sentía al verlo, ella no le respondería.

Alexander tendría que descubrirlo por sí mismo. ¿Cómo? Conociéndola, observando sus acciones y lo más importante: sabiendo todos sus secretos.

Suicida en negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora