𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈𝐈

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❛ 𝖨𝗇𝗌𝗍𝗂𝗇𝗍𝗈 𝗆𝖺𝗍𝖾𝗋𝗇𝖺𝗅 ❜˚₊‧ ꒰ა ☆ ໒꒱ ‧₊˚

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❛ 𝖨𝗇𝗌𝗍𝗂𝗇𝗍𝗈 𝗆𝖺𝗍𝖾𝗋𝗇𝖺𝗅 ❜
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No, no, no y no. Marco definitivamente ya tenía suficiente como para que en estos momentes le dejaran a los diez niños a su pobre cargo. Apenas y podía con el pequeño niño revoltoso que no paraba de pedir comida a diestra y siniestra, el cuál era silenciado a golpes por su hermano mayor, es fácil de averiguar que el niño de pecas tenía una nula paciencia.

Chasqueo la lengua irritado, seguían en la enfermería y el fénix ya no creía que contenerlos más tiempo en ese lugar sea lo mejor para todos, estaba seguro que en algún momento del día tendría un crisis dramática consigo mismo, su salud mental pendía de un hilo y la enfermería estaba prácticamente en las mismas, un caos total.

Los demás niños aún con todo el alboroto, no mostraban signos de querer despertar de su ya, extensa siesta, a este pasode tortuga a Marco le saldrían canas verdes de tanta espera, sentía el estrés colarse en el borde de su cabeza.

—¡Oh, vamos! ¡Marco!—soltó una risa Thatch—. ¡Esto hará que tu instinto maternal se apacigüe!

Siguió burlándose aquel hombre de gran peinado, había llegado junto a Izo hace unos minutos al escuchar el escándalo que alertó a todo el mundo en el barco, los gritos del niño fueron un poco alarmantes y terroríficos.

—¡¿Qué te hace pensar que tengo un instinto maternal-yoi?!—gritó enfadado perdiendo los estribos, su grito sobresaltó a la pequeña Robin y alertó al mocoso pecoso.

—¡Es obvio! ¡Eres como la madre del barco!—le contestó Thatch, le parecía bastante divertido sacar de sus casillas al pajarraco—. Seguramente contigo se sentirán más cómodos, serías un muy buen padre, si me permites decirlo.

Izo colocó suavemente una mano en el pequeño hombro de Robin, tratando de calmarla un poco, el grito de Marco la había asustado y parecía temblorosa. Le regaló una suave sonrisa y Robin simplemente se sonrojó cohibida.

—De todas formas, dejarme a cargo de diez niños es demasiado-yoi.

Refunfuñó indignado el pobre hombre pájaro.

—Tiene razón —comentó Izo con una tranquilidad casi palpable y en unos de sus arrebatos le dio un golpe en la cabeza a cierto cocinero, haciendo que se quejara con un puchero—. Marco ya se ve bastante agotado cuidando de ellos cuando estaban dormidos, ¿crees que sobrevivirá si los cuida cuando todos estén despiertos? ¡Sólo míralo!

El hombre apuntó dramáticamente al pobre fénix moribundo, quien se cruzó de brazos con dignidad.

No se veía como alguien derrotado ¿verdad?

—¡Hey!—se quejó.

—¡Espera un momento!—interrumpió el cocinero—. ¿Qué se supone que haces despierto?

MAMÁ GALLINA⭒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora