Bullying XI: Especial de San Valentín

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–¿Qué?– Canadá cuestionó al alemán quien ni se inmutó y se encogió de hombros restándole importancia a sus palabras
–Nada, solo quería que supieras que México está bien en una suave y cálida cama, mientras tú estabas colgando de un puente él estaba durmiendo tranquilo– habló Alemania mirando al menor con diversión y malicia
–N-no te creo– tartamudeo Canadá alejándose del alemán dando pasos hacia atrás– No puedo creer lo que dices
–Aquí no deberíamos hablar de eso, ¿Por qué no entramos?– Alemania se acercó tranquilamente al canadiense, pasó un brazo por sus hombros y comenzó a caminar hacia el edificio dónde tuvo que apagar su cigarrillo pues estaba prohibido fumar ahí
Alemania y Canadá caminaron hasta el departamento del canadiense en un silencio sepulcral que ponía nervioso a Canadá, llegando al departamento Alemania se sentó en el sofá del canadiense y encendió un cigarrillo.
–No puedes fumar aquí Alemania– Canadá regañó al mayor quien le dió menor importancia a las palabras de Canadá y siguió fumando en el sofá donde estaba sentado– ¿Qué hicieron con México?
–¿Realmente te sigues preocupando por él?, ¿Después de estar al borde de la muerte?– cuestionó Alemaia mirando escéptico al menor, quien lo miró fríamente por sobre su hombro y asintió como respuesta– Eres un idiota
–Un idiota que se preocupa por los suyos– respondió Canadá mirando con el seño fruncido a Alemania quien bufó y se levantó de su lugar
–¿Sabes algo? Eres aburrido– Alemania tomo a casco y comenzó a caminar a la puerta
–Se te olvida uno más– comentó Canadá mientras extendía el casco que había usado hacía Alemania
–Quédate lo, lo vas a necesitar– finalizó Alemania mirando al menor con burla, como siempre
Luego de la corta charla, Alemania salió del apartamento no sin antes darle un leve golpe en la cabeza con su casco a Canadá quien arrugó su nariz y se llevó las manos a la cabeza en la zona del golpe, Alemania apagó su cigarro y salió del lugar dejando a Canadá solo, el menor no estaba dispuesto a quedarse más tiempo sin respuestas así que salió corriendo detrás de Alemania quien ya estaba dentro del ascensor, Canadá esperó impaciente que el ascensor terminé su recorrido y lo recogiera rezando por qué Alemania no se haya ido para entonces; el ascensor llegó pero estaba lleno de tres personas, Canadá suspiro pesadamente y subió, luego de pasar por dos pisos más, Canadá finalmente puso salir del edificio, corrió al estacionamiento buscando al mayor sin resultado, su moto estaba ahí, pero Alemania no se veía por ningún lado, Canadá comenzó a caminar por la zona hasta que pasó cercas de un callejón de dónde lanzaron un cuerpo hacía afuera, Canadá se asustó y cubrió su boca ahogando un grito, estaba por ir hacia la persona pero salieron dos sujetos más del callejón, Canadá se asustó y se escondió detrás de un bote de basura que había ahí.
–Cobardes, ¿Por qué no pelean uno a uno?, ¿Me tienen miedo acaso?– pregunto el chico que estaba tirado en el suelo entre risas y se levantó dejando ver qué se trataba del alemán, Canadá jadeó y se hizo bolita con intención de quedar más oculto
–¿Miedo? ¿De tí?, ¿Escucharon eso chicos? ¡Dice que estamos asustados!– gritó con burla uno de los chicos y el resto comenzó a reír de manera escandalosa burlándose de Alemania quien sacó su pistola, estaba por dispararle a uno de los tipos quien le daba la espalda cuando sintió un fuerte golpe en la cabeza, en el suelo puso ver a uno de los sujetos con una botella rota en la mano, le había estrellado el envase en la cabeza. Alemania comenzó a sentir como su rostro rápidamente se llenaba de sangre y no podía abrir su ojo izquierdo, veía borroso gracias a la sangre pero aún así no bajo el arma.
–¿Qué? ¿Aún quieres más?– pregunto el sujeto que lo golpeó y comenzó a apuñalar el brazo del alemán con la botella rota haciendo heridas en su piel
–¡Alejen se de él!– ordenó Canadá saliendo de sj escondite con su teléfono frente a él– Acabo de llamar a la policía, estarán aquí cuánto antes
–Pero mira nada más que lindo chico– habló uno de los sujetos tomando a Canadá por la muñeca, estampando lo contra un poste– creo que podría divertirme un poco contigo
–¡Zeus! ¡Vámonos llamo a la policía!– ordenó un chico que parecía ser el líder, se acercó a Canadá y le dió un puñetazo en el rostro haciéndolo caer al suelo– Veremos si con eso aprendes a no meterte en lo que no te importa
Dicho eso los chicos salieron corriendo del lugar, Canadá se levantó sintiéndose aturdido, sentía caliente el lugar donde lo habían golpeado y el dolor lo hacía querer ponerse a llorar, Canadá se acercó al alemán y lo levantó como pudo comenzando a caminar hacia el edificio dónde vivía, sus ojos lo traicionaron y comenzó a llorar, las lágrimas le ardían horrible en el lugar donde recibió el golpe y de inmediato supuso que estaba herido.
–Demonios, a esta hora usan mucho el ascensor– gruñó Canadá deteniendo se en una pared para tomar aire– Tendremos que ir por las escaleras de servicio...
Canadá volvió a caminar hacia atrás del edificio y entró por una puerta gris de metal, tomó una gran bocanada de aire y comenzó a subir, los primero tres pisos fueron normales, hasta que comenzó el cuarto piso, Canadá comenzó a escuchar estás corriendo por ahí y se aferró al cuerpo de Alemania intentando no tener miedo, el canadiense continúo subiendo por las oscuras escaleras hasta que su mente comenzó a jugar le bromas pensadas haciéndolo creer que había pasos detrás de él, voces, que alguien quería jalar lo de los pies y matarlo, Canadá tenía mucho miedo y solo comenzó a subir más rápido cerrando los ojos con fuerza y confiando en lo que sus pies sentían hasta que se vio forzado a abrir los ojos para saber en que piso iban, piso 5... Canadá tomó una gran bocanada de aire y siguió con su camino hasta el séptimo piso del edificio, el pánico lo envolvia cada vez más con cada escalón que subía, sentía su corazón latir a mil por hora y todo empeoró cuando escuchó un fuerte golpe en las escaleras de métele pisos abajo, Canadá comenzó a subir a gran velocidad comenzando a llorar del pánico, piso 6, ¡Piso 7! Canadá se alegro de ver ese cartel de metal que decía el piso en el que estaba y corrió hacia la puerta cuando en el último escalón se tropezó y cayó al suelo golpeándose las piernas con los escalones, Canadá se levantó rápidamente y salió del lugar infernal tirado se al suelo contra la puerta llorando, unos vecinos salieron y al ver al canadiense llorando con Alemania a su lado lleno de sangre se preocuparon mucho, llevaron a Canadá y a Alemania al departamento de Canadá dónde esté se obligó a calmarse para poder atender las heridas de Alemania.
Él alemán se encontraba acostado en una cama de invitados, Canadá llegó con un botiquín y reviso el ojo de Alemania, por suerte la herida no había sido en su ojo en sí,  si no debajo de la ceja y aún que la herida estaba muy cercas del ojo no le hizo daño, Canadá limpió la sangre del rostro de Alemania y lo vendo luego de desinfectar la herida, Alemania despertó de su estado de inconsciencia del cual Canadá no estaba seguro en que momento cayó inconsciente pero por la cantidad de sangre que perdió era casi un milagro que no esté muerto.
–¿Dónde... Estoy?– pregunto Alemania mirando a su alrededor, se intentó levantar pero Canadá lo tomo de los hombros con cuidado y lo recostó de nuevo
–Quédate quieto, tengo que revisar tus heridas– Canadá se volteo para tomar unas tijeras y miró al mayor– espero que no quieras mucho está chaqueta
–Tengo muchas más, precisamente por cosas así– él alemán dejó caer su cabeza en la almohada y se quedó viendo el techo mientras Canadá hacía lo suyo
Canadá cortó con las tijeras la chaqueta de Alemania evitando rasgar la piel del alemán con los vidrios que quedaron en su brazo, una vez le quitó la chaqueta agradeció que este tuviera una camiseta de manga corta, tomó unas pinzas y un algodón empapado en alcohol para comenzar el trabajo, acercó una lámpara al brazo de Alemania y la encendió permitiéndole ver los cristales los cuales brillaban con la luz, Canadá comenzó a quitar los vidrios con ayuda de las pinzas e inmediatamente después de sacar cada trozo de cristal revisaba si comenzaba a sangrar para ponerle el alcohol o revisar que no hubiera más vidrio. Alemania hacía muevas de dolor de vez en cuando, sobre todo cuando el vidrio estaba muy profundo pero dejo que Canadá lo atienda, terminado el trabajo Canadá puso unas toallitas húmedas en alcohol en las heridas y las sujetó con gasas las cuales vendo en el brazo de Alemania pegando las al final con cinta de tela. Por desgracia para Canadá, Alemania no fue tan fácil de atender con su otro brazo.
–¡Auch! ¡Eso lo hiciste a propósito!– reclamo Alemania mientras el canadiense le vendaba el brazo lleno de heridas a Alemania
–Claro que lo hice a propósito, te estoy curando y duele por el alcohol– respondió Canadá comenzando a limpiar otra herida de Alemania entre reclamos de éste
Una vez que Canadá termino de curar las heridas de Alemania se alejó un poco y lo miró fijamente, con un semblante serio en su rostro.
–Te hice dos favores, me los debes– sentenció Canadá mirando al mayor con los brazos cruzados y su mirada afilada
–Si quieres ahora mismo me quito las vendas y busco a esos idiotas para que terminen de matarme, así no te debería nada– contestó Alemania en un tono burlón que fastidio más al canadiense– Mira niño, eres mi mascota, no te debo nada, podría decirte que es tu obligación atender mis heridas
–¿Me estás diciendo que no tienes los huevos para hacerme dos favores?– justo en el orgullo, Alemania gruñó molesto y cerró los ojos a la vez que inhalaba profundamente una buena cantidad de oxígeno para luego soltarlo lentamente
–Habla rápido, antes de que me arrepienta– Canadá sonrió con las palabras de Alemania y se acomodo mejor en su asiento
–Primero, quiero saber dónde y cómo tienen a México– habló Canadá mirando fijamente al alemán intentando ser intimidante
–Ya te lo dije, esta en mi casa y de Rusia, no diría que está secuestrado pues él se puede pasear por la casa libremente y tiene comida, agua, una habitación propia etcétera, etcétera, etcétera– respondió Alemaia mirando los vendajes de su mano– Dime rápido que otra cosa quieres
–Quiero ver a México– Canadá miró al alemán con suavizando un poco su expresión– Quiero verlo, hablar con él...
–Ya te había dicho que lo verás, algún día, cuando me aburra de hacerte rogar– respondió el mayor cerrando sus ojos, Alemania frunció el seño y se quitó la almohada que estaba debajo de su cabeza– ¿No tienes una roca mejor? Está almohada es horrible
–No su majestad, no tengo otra cosa– gruñó Canadá mientras rodaba los ojos y se cruzaba de brazos
–Bien, en ese caso me voy– comentó el mayor sentando se en la cama dispuesto a irse pero el menor lo detuvo poniendo sus manos en los hombros de el mayor
–No te puedes ir estás muy mal herido– advirtió Canadá mientras intentaba recostar de nuevo al mayor en la cama con cuidado  de no lastimarlo
–¿Cuidando del zorro malo conejito?¿Por qué te preocupa el zorro mentiroso que puede comerte de un bocado?– cuestionó el alemán con una mirada juguetona y una sonrisa de lado en su rostro
–Te harás mucho daño si sales en esas condiciones, además, si esos chicos siguen a fuera te podrían lastimar y tú no te podrás defender– Canadá puso sus manos en el pecho de Alemania el cual no sufrió más daño que unos cuantos moretones leves e intento de nuevo recostar al alemán
Alemania se rindió y se acostó en la cama de invitados, igual, no estaba en condiciones de manejar su motocicleta de vuelta a casa, Alemania se quedó un momento quieto y en silencio antes de fruncir el seño con molestia.
–¿Qué esperas? Ven aquí– ordenó Alemania confundiendo al canadiense, Alemaia abrió un ojo y miró a Canadá, tomó su muñeca y lo jaló a la cama acostando lo a su lado– No deberías ser tan bueno con la gente, cualquier día podrías encontrarte con zorros astutos para mentir como yo y tú solo eres un estúpido y débil conejo que no tiene oportunidad alguna de sobrevivir
–No eres malo, cuidas de México y ahora estás siendo cariñoso conmigo, además, jamás me haz golpeado, si bien te comportas de forma muy tosca, jamás me haz golpeado, creo que solo te das a entender mal, no pareces una mala pers-
–Canadá, soy un asesino a sangre fría, asesiné a los hermanos de Rusia y desaparecí sus cuerpos, además,  soy la razón por la que tú hermano siempre era golpeado e incluso soy la razón por la que recibió ese disparado– Alemania interrumpió al canadiense dejándolo callado, en shock, no sabía que decir, le era difícil digerir esa información Dada de golpe
–Dime algo, ¿Ahora me tienes miedo?, ¿Ahora tienes ganas de esconderte del zorro malo que puede hacerte daño?– pregunto el alemán en un tono bajo mientras acercaba mucho su rostro al de Canadá hasta el punto de sus labios den leves roces con los de él contrario– ¿Ahora entiendes el peligro en el que te estás metiendo cuando estás cercas de mí?
Canadá cerró sus ojos fuertemente, sentía como sus mejillas ardían de vergüenza y sujetó los hombros de Alemania en un intento de apartar lo, más sin embargo no podía moverse un centímetro, estaba paralizado y solo atinó a cerrar los ojos y esperar a que el alemán lo acabé de besar pero esté solo se alejó de Canadá dejándolo colgado y esperando.
–No seas ten crédulo pequeño conejo tonto– comentó Alemania en un tono burlón mientras se acomodaba en la cama
–Si me quieres con ustedes así como tienen a México ¿Por qué solo me intentas asustar?– cuestionó Canadá confundido con los cambios de actitud tan repentinos de Alemania
–No quiero que te alejes de los planes que tenemos para ti, quiero que te alejes de mí– respondió el mayor con seriedad viendo al menor sin una pizca de burla o diversión, iba en serio
–Pues creeme que lo estás consiguiendo– respondió el menor saliendo de la cama y posteriormente saliendo e ella habitación dejando a Alemania solo en la oscura habitación que solo era alumbrada por la luz de la luna

Por otra parte en la casa de los hermanos europeos Rusia llamó a su hermano para saber dónde estaba y esté respondió con un mensaje diciendo que estaba en casa de Canadá para hablar, le dijo que seguiría intentando persuadir lo para que fuera con ellos y que si no lograba nada iba a fingir que se iba para volver y lo mataría por la madrugada, Rusia suspiró aliviado de que si hermano estuviera bien pero había un pequeño detalle, aún no había cenado y no sabía cocinar; Rusia entonces recordó que México vivía solo y seguramente sabía cocinar al menos un huevo estrellado así que fue a la habitación del latino dónde como de costumbre estaba el mexicano acostado en la cama envuelto en mantas.
–Despierta щенок– ordenó Rusia mirando fijamente al mexicano quien fingía estar dormido y Rusia lo sabía, se acercó a la cama y saco al mexicano de entre las mantas, lo cargo y lo llevo a la cocina donde lo dejo caer de sentón en el suelo
–¡Auch!– exclamó México mientras sobaba su tracero que le dolía por el golpe tan repentino con el suelo
–¿Sabes cocinar?– cuestionó Rusia mirando al menor con los brazos cruzados, México asintió mientras se ponía de pie tallando se los ojos para acostumbrarse a la luz de la cocina ya que había pasado mucho tiempo en la habitación oscura y gracias a eso sus ojos se acostumbraron a la oscuridad– Perfecto, prepárame la cena
–¿Qué quieres cenar?– pregunto México acercándose al refrigerador para ver qué podía preparar, sabía que era inútil pelear con Rusia, igual saldría perdiendo, sería regañado y aún así tendría que cocinar
–No lo sé, algo para comer– respondió el mayor yendo a sentarse en el comedor para esperar la cena
México rodó los ojos y miró el refrigerador, tortillas de harina... Queso, podía hacer quesadillas, México tomó los ingredientes y comenzó a preparar el platillo, preparó ocho quesadillas basándose en el peso y estatura de ruso pues si él era capaz de comer cuatro quesadillas apenas llenando, Rusia que pesaba dos veces más y media el doble seguro podría devorar ocho quesadillas y quedar con hambre, una vez termino limpió la cocina en lo que esperaba que las quesadillas se enfriaran un poco, una vez que las quesadillas estaban en una buena temperatura sirvió un vaso de jugo de naranja y llevo la comida al mayor.
–Aquí está tu cena– comentó México mientras dejaba el plato y el vaso en la mesa frente a Rusia quién miró asombrado las quesadillas, no les tenía mucha fe en sabor pues se veían muy simples pero realmente tenía hambre, igual si no le gustaban se las daría a México y pediría comida a domicilio, Rusia estaba por morder una de las quesadillas cuando vió de reojo al mexicano caminado a las escaleras para volver a su habitación.
–Мексика!– Rusia llamó al mexicano quien volvió al lado de Rusia para ver qué más le pedirá– ¿Qué vas a cenar tú?
–No tengo hambre, gracias– México se dió la vuelta dispuesto a irse pero el mayor lo tomo por el brazo y lo jaló hacia el sentando al mexicano en sus piernas
–Cena, no quiero estar cuidando a un anoréxico desnutrido– ordenó el mayor mirando con autoridad al mexicano
–No acostumbró a cenar, gracias– México estaba por levantarse para volver a su habitación cuando Rusia le puso una quesadilla en las manos
–Por eso te enfermas– gruñó Rusia y México no vió más remedio que comenzar a cenar, finalmente se comió las cuatro quesadillas que normalmente comía en las tardes y Rusia lo dejo ir
Rusia comenzó a cenar y rápidamente se dió cuenta que subestimó la apariencia tan simplona del platillo frente a él pues las quesadillas estaban deliciosas, el queso derretido sabía muy bien en contraste con la tortilla tostada crujiente. Finalmente Rusia acabo su cena y lavo sus trastes antes de ir a su habitación, se dió un baño, se lavo los dientes y se fue a dormir solamente con un boxer puesto pues realmente tenía demaciado calor.


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By: Elraton_debiblioteca
ᘛ⁐̤ᕐᐷ

(A mí me gustan las quesadillas con queso Oaxaca pero mi mamá no le gusta el queso así que me manda fotos para ver cuál queso es el Oaxaca, ¿Y a ustedes les gustan las quesadillas?, ¿Cuál es su queso favorito?)

Ámame o mátame ¡Pero hazlo ya!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora