Y allí estabas tú...
Y lo supe en ese mismo momento no quería a alguien más en mi vida, no necesitaba tampoco nada más, porque tú eras mi deseo hecho realidad, te venía soñando desde muchos milenios atrás, incluso antes de la existencia de nosotros, incluso antes de que existiera el cosmos.
Y estabas allí parado otra vez frente a mí, con esa sonrisa brillante de siempre, los ojos color miel resplandeciendo por el sol y tu piel pálida tentándome a que la tocara y besara, pero sobre todo estabas allí invitándome a abrazarte y no dejarte escapar otra vez.
Sí, no era una ilusión óptica habías vuelto a mí, habías cumplido tu promesa de regresar cuando tu corazón hubiera sanado.
Preguntarías si yo había sanado igual, y si no era así esperarías por mi. Así lo prometiste.
La pregunta era: ¿yo había sanado? Nunca había sabido la respuesta hasta este instante, sí, lo había hecho.
Y ya no podía decirte que no, en realidad nunca iba a poder decirte que no aunque tardaras días, meses, años o décadas en regresar.
Siempre iba a estar allí esperándote porque eras mi alma gemela eso nadie lo podía negar, estábamos hecho el uno para el otro, aunque tardamos años en darnos cuenta de ello.
Pero ya vez el destino por capricho o algo más que aún no entiendo nos quiso unir y darnos una segunda oportunidad en esto llamado vida.
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Sentimientos en caos
RandomMiles de historias existentes, repartidas alrededor del mundo y fuera de este, millones de finales y no siempre felices, porque aceptémoslo, hay ocasiones en donde la princesa se come la manzana envenenada y nunca llega el príncipe a darle el beso d...