Bryan

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Hoy, como es costumbre, María viene a estudiar a mi casa. Por esa razón, he decidido enterrar otra mano en mi patio para ver si María se enamora aun más de mi.

María viene cuando acaba la clase de sexualidad, tras aprender como complacer los deseos sexuales de una cabra, cosa que yo ya sabía por experiencia personal, por eso siempre saco buena nota en esa asignatura. El profesor me dice que lo hago tan bien que un día tendré que enseñarle a él. Ese es el único cumplido que me han dicho en mi vida.

Mientras esperaba, estaba ansioso y nervioso, pero todo esto acabó con el ruido del timbre. Cuando abro la puerta me llevo una sorpresa. No pensé en que se iba a traer a Max. María entró con normalidad, y Max la siguió.
María me ayudó a preparar unos huevos con azúcar o tortilla de espárragos, ya ni sabía lo que era, mientras Max estaba buscando el baño.
La verdad es que me daba igual si no lo encontraba, lo que quería era que se alejara para poder estar a solas con María.

María era tan hermosa, sobretodo cuando le salpicó el aceite ardiendo de los huevos en la cara. Su pelo grasiento se movía gracias al ventilador y eso me dió una mayor perspectiva de su cara quemada.

De repente oí un chillido grave desde el patio.
Mierda.
Fui corriendo hacia allí, cuando ví que Max había desenterrado la mano. Mierda.

La secta de PepoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora