Esta vez, la niña no entró con sus padres a la tienda.Se quedó fuera acariciando a un pequeño perro atado a un árbol.
Estaba canturreando cuando su mirada se dirigió al hombre del banco. Todavía podía verle. El anciano sonrió y Marina corrió hacia él cuidadosamente.
-Hola.
-Hola, pequeña. Pensé que no volverías a hablarme.
-Es que mis padres me dijeron que a partir de ese día les acompañara adentro.
-¿Y por qué?
-Es que creen que no existes-la niña comenzó a reírse a carcajadas; sin embargo, el hombre seguía serio, apretando con fuerza su libro.
-¿Cuándo me vas a cantar algo? Lo llevo esperando mucho tiempo-cambió de tema.
-¡Ahora!-Marina se emocionó.
Comenzó a cantar. El hombre aplaudió y la chiquilla hizo una reverencia. El anciano insistió en que siguiese y ella continuó hasta que le llamaron sus padres:
-Te hemos dicho que no te alejes de nosotros. ¡Venga ven, que nos vamos!-le ordenó su madre.
-Espera, Marina-le dijo el señor de mayor edad antes de que la pequeña se fuera.
-Adiós, que me tengo que ir-se despidió Marina apresurada.
-Ya pero espera
El hombre viendo que la dulce niña no le hacía caso, la agarró, pero su mano transpasó la muñeca de ella. Esta se giró asustada para ver los profundos ojos del hombre, y en cuanto él la miró de vuelta, la pequeña salió corriendo aterrorizada hacia sus padres, sin creerse lo que acababa de pasar.
ESTÁS LEYENDO
El hombre del banco ✔
Short Story«A la dulce niña de cinco años Marina, a la vuelta de sus clases de piano y canto, siempre le llama la atención un hombre de mayor edad, el cual la observa desde un banco mientras lee. La pequeña tiene curiosidad por saber de quién se trata aquel an...