Capítulo II (Segundo encuentro)

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Al igual que la semana pasada, la pequeña volvió a acercarse al hombre mientras sus padres compraban la merienda.

—Hola, Marina—le saludó este.

—Hola.

—¿Qué tal en clase de piano y canto?

—¡Hala! ¿Cómo sabes que voy a clase de canto?—se sorprendió la niña.

—La última vez me lo dijiste.

—Yo solo te dije que iba a clase de piano, pero no de canto.

—Que memoria más mala—se defendió el hombre riendo—. ¿Quieres cantarme algo?

La niña se contempló la manos dubitativa durante unos breves instantes.

—Antes dime que lees.

—Un libro...

—Ya, ¿pero de qué va? ¿Me lo cuentas?¿Va de princesas?—preguntaba Marina cada vez más entusiasmada.

—No es ningún cuento.

—¿Qué es entonces?

—Pues una biografía... Habla de Leonardo da Vinci.

—No le conozco.

—Ni yo—rió.

—¿Y por qué lees eso?

—Para saber más de él.

—¿Hizo algo importante?

—¿Algo importante? ¡Fue un genio!

—Pero dime que hizo—insistió la niña.

—Fue pintor, escultor, inventor, escrit...

—Ya, para...—rió—. Fue muchas cosas. ¿Eso se puede hacer?

—Sí, claro que sí.

—¿Qué pintó?¿Qué dibujaba? Porque a mí también me gusta dibujar y de mayor seré pintora.

—Pues seguramente habrás oído hablar de La última cena o La Mona Lisa.

—¡Sí!—chilló alegre—. Mi profesor me habló de la mona esa.

El anciano no pudo evitar reír.

—¿¡Dónde te metes, Marinita!?—le interrumpió la madre llamando a su hija.

—Adiós—se despidió la pequeña.

El anciano solo la miró alejarse.

***

—Mamá es que me ha contado que Leonardo "Dasiti" o Leonardo "Pavinzi", bueno no me acuerdo del nombre...Pues él me ha dicho que ha pintado La mona Lisa, ¿no?

—¿Pero quién te lo dicho?

—Él—indicó Marina señalando al hombre mayor.

—¿Quién? ¿No le veo?—miró a los lados extrañada.

—Está ahí delante, mamá; no me hagas rabiar.

—De verdad que no le veo, pero igualmente no hables con extraños. Ya vamos para casa.

La madre tiró del brazo de la niña. Ella miró por última vez al hombre y se despidió con un saludo de mano.

En efecto, la madre no veía al hombre, ni el padre, ni nadie.

Solo Marina.

El hombre del banco ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora