Enfrentándose a la verdad.

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Tan cerca y sin Embargo…tan lejos

Después de pasar algunos días más en el hospital mientras Kate se recuperaba del parto, por fin había llegado el día en el que se podían llevar al pequeño a casa. Pero Kate después de aquel día, cambio y no volvió a ser la misma. Incluso llego a marchase de casa que compartía con su esposo, una preciosa casa que compartían en los Hampton, allí habían decidido vivir mientras el pequeño Patrick crecía, pero un día decidió regresar dispuesta a recuperar a lo que más amaba en este mundo.

 Tenía que enfrentarse con aquello porque en el interior de esa casa, además de los horribles recuerdos de los peores meses de su vida, estaba lo que más le importaba en el mundo, lo único por lo que merecía la pena vivir.

Se estaba engañando a sí misma, pensó ¿Por qué quería Richard saber nada de ella? Su marido la había dejado ir sin protestar ¿no? Nadie había ido a buscarla para intentar convencerla de que volviese. Y que le hubiese devuelto la carta sin abrir dejaba claro lo que sentía Richard.

Había llegado hasta allí, sin que nadie se diera cuenta, todo un milagro dado, que desde que el pequeño nació, Castle había aumentado bastante la seguridad, debido a la prensa.

 Cuando llego, Rick estaba en la puerta y lo vio, y todo su cuerpo se estremeció, si había pasado unos meses, pero  aun recordaba todas las caricias y todos los besos de cuando hacían el amor. Richard se dio la vuelta, entonces, permitiéndole ver lo que llevaba en sus brazos…y lo que vio encogió el corazón de Kate como si una mano cruel hubiese entrado en su pecho para apretarlo salvajemente.

Ahora podía ver el pelito suave, negro como el de su padre, la cabecita relajada ¿Y por qué no? El niño estaba a salvo en brazos de Castle aunque una vez Kate había temido que no estuviera a salvo en los suyos.

-       Oh…Patrick

Había pensado que nunca volvería a ver a su marido y se había resignado a que así fuera. Pero lo que nunca había podido resignarse era a no ver al pequeño al que amaba con todo su corazón. Al niño que no había podido cuidar.

El hijo de Castle. Y suyo.

Y aunque estar ahí de pie, viéndolo sin poderlo tocar, era lo más doloroso en la vida, había venido hasta aquí para poder hablar con su marido, para poder recuperar a su hijo. Se había mentalizado y había creado una coraza, pero ver al pequeño Patrick en brazos de su padre no era lo que ella esperaba.

Tan cerca y sin Embargo...tan lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora