Amigo millonario

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Dazai fue rechazado para trabajar, también había pedido trabajo pero nadie aceptaba a personas que llevaran niños a sus trabajos, y mucho menos de tres años de edad.
Buscaba comida en un depósito de basura. Su hambre era cada vez más fuerte al igual que su dolor de estómago. Natsu estaba llorando por la misma razón.

Él apenas había podido mantenerse solo, pero un mal hombre abusó de él, dejándolo embarazado y trayéndole una nueva gran responsabilidad, que si bien no era su culpa, se sentía obligado a mantener vivo a esa criatura que para su mala suerte, se parecía a la familia de aquel hombre: cabello pelirrojo, ojos azules. Era una desgracia.

- Papi... Duele...-. Murmuraba débil. Dejaba de ejercer presión con una de sus manos. Poco a poco soltaba la mano del castaño.

Dazai no podía permitirse llorar en ese momento, debía conseguir comida cuanto antes o sino, ambos podrían morir. Levantó al niño en brazos y siguió buscando en el depósito siguiente.

- Tranquilo, Natsu. Papá te encontrará comida, ya pronto podrás comer algo-. Animó, aunque él mismo ya estaba bastante desanimado.

El joven pelirrojo, Chuuya, los observaba a lo lejos desde una banca. Ese castaño había llamado su atención a primera vista y quería saber más de él. Notaba que estaba buscando comida, así que decidió acercarse nuevamente e invitarlos a comer.
Ahora los tres se encontraban en un lujoso restaurante, con comida a vastedad.

Natsu se veía feliz y contento por tanta comida, mientras su joven padre lo observaba con una sonrisa, y Chuuya tenía una hermosa sensación en su interior por haber ayudado a ese par de necesitados.

- Dazai-kun, ¿por qué usas vendajes?-. Preguntó curioso.
- ¿Siempre ha sido tu estilo?

- No. Lo uso desde que fui agredido... Estoy completamente vendado, para no ser víctima fácil de otro maldito abusador-. Respondió con seriedad, jugando con los palillos.

- ¿Eh? ¡¿Dices que tú...?!-. Se sorprendió.

- Sí, Nakahara-kun. Me dañó un maldito monstruo pelirrojo. Me gustaría encontrarme con él algún día para asesinarlo con mis propias manos, ser cauteloso, y fingir resolver el caso-. Contestó con odio, apretando sus puños.

- ¿P-Pelirrojo? Pero, no tienes nada en contra de los pelirrojos ¿Verdad?-. Cuestionó nervioso. Notaba el gran parecido que ese niño tenía con él, y por alguna razón le preocupaba.

Observaba a Natsu, quien estaba comiendo su arroz con un poco de tamagoyaki con cuchara. Le parecía tierno y le recordaba a su infancia.

- No te preocupes, no puedo generalizar mi odio con todos los pelirrojos-. Sonrió levemente.
- Después de todo, mi hijo es uno de ellos...-. Suspiró.
- Natsu-kun, ¿estás contento?-. Tocaba una de las mejillas sonrosadas del menor. Natsu le sonrió.

- ¿Eso es un sí?-. Preguntó Chuuya curioso.

- Lo es.

∆∆∆

Chuuya había surtido la despensa de Dazai junto con éste y el niño. Había sido el centro de atención por el gran reconocimiento que tenía desde hace años, pero a las personas les llamaba la atención ese chico humilde que lo acompañaba, y ese niño que se parecía al joven millonario.

El pelirrojo los llevó a su mansión, y no para presumir, sino, porque una tormenta eléctrica se hacía presente al anochecer, y quería proteger al par de desamparados que nadie sentía deseos de ayudar.

Natsu caminaba por los dos tiros lugares de la gran casa. No había juguetes, pero se emocionaba con ver los muebles y lo espacioso que era el lugar. Estaba tan concentrado mirando todo, que no se daba cuenta de la tormenta en el exterior, ni siquiera oía los rayos caer ni podía ver los relámpagos que tanto le asustaban.

- Nakahara, ¿esto es una casa?-. Preguntó sorprendido, apenas podía creerse estar en un lugar tan grande y lujoso como ese. - Yo... Duermo en una habitación de un metro por un metro...-. Un par de lágrimas se desbordaron de sus ojos. Sonrió.
- Me alegra mucho que tengas una buena vida. Eres una persona que lo merece-. Dijo con sinceridad.

- Quédate con el niño esta noche-. Propuso avergonzado.
- Digo... A Natsu-kun le dan miedo las tormentas... Iré a pedir algo para beber, espera aquí.

Chuuya se alejó de la sala, dejando a Dazai y a Natsu explorando la gran habitación. Había sofás enormes, cuadros, una pantalla televisión grande que parecía de cine, según Dazai, y muchos accesorios de alto precio.
En su inspección por el lugar, miró un cuadro con una fotografía familiar de tres personas. Estaba Chuuya en su edad de hace dos o tres años, su madre, una mujer de cabellera rubia y ojos verdes, y su padre, un hombre pelirrojo y de ojos azules que conocía bastante bien.

- No es posible... Nakahara es el hijo de ese maldito monstruo desgraciado que abusó de mí...-. Su mano temblaba mientras sostenía el cuadro.
- Natsu es el hermano de Nakahara...

Comenzaba a llorar y a sentirse de mil maneras, odio, rencor, decepción, tristeza. No sabía si Chuuya era igual que su padre, y tenía miedo de haberle contado parte de su vida.

Chuuya regresaba con una charola con café, personalmente las traía, sin ayuda de sus asistentes.

- Dazai-kun, traigo café para los dos. Natsu-kun puede tomar un jugo natural que Tomoya-san traerá en unos minutos-. Convidó, colocando las tazas sobre una mesa de sala.

- Tu padre...

- ¿Qué tiene mi padre?-. Volteó confundido.

- Tu padre es el hombre que arruinó mi vida. ¡¡¡TU PADRE ES EL MALDITO HOMBRE QUE ABUSÓ DE MI!!!-. Dejó caer el retrato y fue hacia Natsu para tomarlo en brazos.

- ¡¿Ahhh?! ¡¿Dices que mi papá fue el que te?!

- ¡ESO MISMO!-. Cargaba a Natsu con un brazo, recargándolo en su lado derecho.

- Entonces... Natsu-kun es... ,

- Tu hermano...

DAZAI [SOUKOKU] [MPREG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora