La Verdad de Dazai

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El doctor de confianza de Chūya, había ido a revisar nuevamente al pequeño Natsu, quien se estuvo quejando de dolor.

El pelirrojo mayor canceló su reunión con los chicos de Relámpago, quedándose mejor en apoyo a Dazai y al niño.

—Tiene fiebre, y una infección en uno de sus intestinos. Es necesario trasladarlo de inmediato al hospital para proceder a cirugía de emergencia.

Dijo el doctor.

—Pero ¿estará bien? ¿Cuánto tiempo durará su recuperación? ¿Le dolerá mucho? No quiero que mi niño sufra más, doctor.

Dazai controlaba sus lágrimas, queriendo saber todo y deseando escuchar sólo cosas positivas. Chūya apoyaba una de sus manos en un hombro del castaño, prestando atención a las indicaciones.

—Todo estará bien, Dazai.

Horas más tarde...

La cirugía había sido exitosa. Natsu recién despertaba de la anestesia, buscando con su mirada caras conocidas. Sólo pudo ver a su doctor.

—Oh, despertaste. ¿Tienes frío, pequeño? Traje esta manta para . Le diré a tus hermanos que ya despertaste.

Lo cubrió con la nueva cálida y suave manta luego de revisar sus signos vitales. Natsu temblaba ligeramente, pero podía sonreír a su médico.

—¿Pueden venir conmigo? ¿A verme?

—Claro que sí. Iré a llamarles.

El doctor les había dado nuevamente esperanzas. Natsu se iría recuperando considerablemente con los días, guardando el reposo recomendado y siguiendo las indicaciones.

♡♡♡

Al día siguiente, el niño había sido dado de alta y se encontraba en casa de Dazai. No era una mansión con lujos como la de Chūya, pero el castaño había acondicionado una camita y muebles para su hijo, pues no le gustaba mucho depender de la amabilidad del Ídolo, siendo éste quien cuidó del niño durante cuatro años. Natsu yacía sentado, recargado en un cojín afelpado en la cabecera. Abrazaba un perro de peluche que su hermano le regaló por su cirugía, y se entretenía mirando caricaturas para niños.

—Natsu. ¿Cómo te sientes? Traje huevitos con jamón para el desayuno y leche con chocolate. Yo sé que no es un gran menú como el de las sirvientas en la mansión Nakahara pero...

—¡Me gusta! Pero... ¿no irás a trabajar con los Detectives por mi culpa? Papi, puedes ir. Puedo cuidarme yo solito.

Dazai sintió un nudo en su garganta y apretó sus puños. De inmediato, se acercó al menor para abrazarlo con delicadeza, dejando salir sus lágrimas.

—Perdóname, Natsu. Nunca debí dejarte con Chūya, él no es malo, pero las personas que lo rodean fueron crueles y malos contigo. No sé qué debo hacer para que estés bien. No quiero que sufras más, yo...

Papi, no llores... Me pone triste. ¿Sabes que es lo que me haría muy feliz? Quiero conocer a los Detectives de tu trabajo.

—¿Eh? Pero ellos posiblemente te reconozcan como hermano de Chūya, además...

—Ellos atraparon al señor malo. Necesito darles las gracias. Por favor, papá.

—Está bien. ¿Algún otro deseo para mi bello príncipe?

—Quiero un hermanito.

♡♡♡

Mientras tanto, en la Agencia de Detectives Armados...
Kunikida ya notaba la ausencia de Dazai. Estaba molesto por el gran trabajo que tenían acumulado, y la "momia andante" no llegaba. Lo que no sabían era Osamu tenía un hijo, y mucho menos, la situación en la que se encontraba.

—Chicos, escuchen. Hay alguien que los quiere conocer, así que, dejen todo en pausa y vayamos por Dazai.

—¿Por qué deberíamos ir por él, presidente?

Cuestionó el rubio de los ideales, tomando su inseparable cuaderno y su bolígrafo.

—Sólo puedo pedirles discreción y respeto.

♡♡♡

Chūya había ido de visita a casa de Dazai, para ver a su pequeño hermano. Para su sorpresa, el niño se quedó dormido mientras miraba televisión, así que se encontraban en la sala de la misma casa. El pelirrojo se ponía cada vez más nervioso con la presencia del hombre del vendaje, aún cuando tenían años de conocerse.

—¿Le sigue doliendo mucho?

Preguntó Chūya, para estar menos incómodo.

Más que eso, despierta asustado y llorando. Creo que lo llevaré con un psicólogo cuando se recupere de su cirugía.

—Es lo mejor.

Otro silencio se hizo presente, hasta que Dazai se aproximó al rostro del pelirrojo, acorralándolo en el sofá y quedando sobre él.

—¿Q-Qué pretendes? No me asustes...

Se quejó Nakahara. Dazai sonrió de manera juguetona, y de un momento a otro, juntó sus labios con los de Chūya, para convertirlo en un beso muy apasionado.

—Sé que te gusto. ¿De qué te quejas, Chūya? Siempre quise ser el de arriba. Además, tu hermanito quiere tener un hermanito, y qué mejor que su hermanito sea hijo de su hermano mayor.

Dazai metía una de sus manos debajo de la camiseta de Chūya, notando su piel cálida y algo rojiza. Le agradaba eso.

—¡E-Espera! No quieras convertirme en un hombre embarazado. Tengo metas que cumplir y muchas giras. No estoy listo para ser madre.

—¿Y yo lo estuve a los quince años, Chūya?

¡Fue mi padre, no yo!

En ese momento, los chicos de la Agencia tocaban la puerta exterior, por lo que Chūya fue a ocultarse inmediatamente al ser una celebridad.

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⏰ Última actualización: Feb 07 ⏰

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