Capitulo 2: Agosto 2, día de la mala suerte
Cuando acabo la clase, el profesor salió, pero antes nos indicó que en unos minutos llegaría el siguiente maestro. Yo saqué mi celular y comencé a leer las noticias mientras esperaba, me encontraba tranquilo, bueno, al menos los primero minutos, ya que después ella me comenzó a hablar.
- Oye y ¿cómo te llamas?
- Ben – le dije sin interés.
- ¡Guau! Hasta tu nombre es de un ñoño – dijo ella riendo.
- Estoy leyendo, ¿te podrías callar? O al menos ponte a platicar con alguien mas.
- ¿Para qué? Tú eres divertido, ¿no me vas a preguntar mi nombre? – me preguntó.
- La verdad no me interesa, ya sé que tu eres Middleton – le dije sin despegar mis ojos de mi celular.
- Bueno, pero ese es mi apellido ¿qué harás cuando quieras hablarme? No me llamarás por mi apellido.
- Tranquila, no quiero hablarte, así que no es necesario.
- Bueno, basta de hacerte del rogar, me llamo Dulce – dijo ella feliz, como si eso me importara – de hecho mi segundo nombre es gracioso, si los juntas diría Dulce …
- Lo digo enserio, cállate – la interrumpí – no me interesa saber tu nombre, mucho menos tu segundo nombre.
- Alguien no ha tenido sexo últimamente – dijo ella burlándose como si se lo estuviera diciendo al aire.
- ¿Qué? – le pregunté enojado.
- ¡Nada! – dijo ella riendo.
- De acuerdo, Dulce, yo a ti no te estoy molestando, de preferencia no te metas conmigo, te irá mal – le advertí.
- ¡Uy! Estoy temblando – dijo con sarcasmo.
Bendita sea la profesora que llegó exigiendo silencio. Hice una sonrisa satisfactoria, al fin tendría al menos una hora de estar libre de Dulce. La muestra se presentó, como lo hacen todos los profesores.
- Soy la profesora de Comunicación, como verán esta clase se trata de eso, hablar.
¡Carajo! ¿Es enserio? La estúpida de Dulce no dejará de hablarme, maldigo a esta maestra.
- Todo será por equipos de dos personas de ahora en adelante – dijo.
- ¿Podemos escoger a nuestros compañeros? – preguntó Dulce y luego me miro y continúo: - porque yo ya sé a quién quiero de compañero.
¡Qué asco! le pido a Dios que haga algo para que la maestra le diga que no.
- Lo siento, señorita, yo escogeré a las parejas – dijo la maestra.
¡Gracias a Dios! Aun tengo la probabilidad de que no sea con ella. Ok, debo analizar, en el salón hay 30 personas, las probabilidades de que este con ella es de 1 entre 29, descontándome, ¡Si! Estoy salvado, Dios existe y él es grande.
- De acuerdo, ya que no hay más dudas, haré los equipos. Comenzaré por esta fila – dijo indicando la fila en la que estaba… ¿cómo? ¿acaso escogerá por fila las personas?, en mi fila hay 6 personas, eso quiere decir que las probabilidades de que ella sea mi pareja disminuyen, es de 1 entre 5, bueno, debo mantener la calma, debo creer en que Dios hará un milagro - ¿tu nombre? – me preguntó la profesora.