Sin título 2

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Hoy la cosa va de cumplir deseos, los ajenos y los propios. Rompo el filtro.

No puedo asegurarte lo que va a pasar después. Siento la locura en calma en el fondo de mi mente, perezosa. Hoy es su día libre, dice. Y yo digo que voy a convertir mi cordura en otra forma de locura.

Pienso en aquel problema que decía “¿Cuánta arena hay en un hoyo de un metro de ancho, por uno de largo, por uno de alto?” La solución del problema era que no hay arena, porque si es un hoyo ese espacio no está ocupado. Pienso en este problema y en que en un hoyo de dimensiones más pequeñas cabe la felicidad.

Mi idea de romanticismo es correrme dentro.

Pienso y odio. Odio el pesimismo y el optimismo. Parecen formas de pensar perfectas para el que tiene que convencerse de algo, pero para el que acepta la realidad como un todo, no son más que disfraces tras lo que ocultarse. Yo no me pregunto si el vaso está medio lleno o medio vacío, me lo termino y vuelvo a llenarlo.

Nunca me llevé bien con mi hígado. No nos comprendemos. Para que uno de los dos sea feliz, el otro debe sufrir.

Autodestrucción es la palabra que buscas. Desesperanza el complemento perfecto para no pasar frío durante la noche.

Aúlla conmigo a la luna y rompe tus límites, mi segunda locura se ha muerto.

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