Kim Wonpil odia San Valentín y no solo por su estúpida -y muy fuerte- alergia a las flores o por su desprecio al chocolate. Todo se resume al tonto pretexto de los humanos por darle cosas ostentosas a quienes el resto de año no pueden ni dirigirle una mirada por temor o simplemente porque su amor fue fruto de la efímera fiebre del 14 de febrero.
Wonpil detesta aquellos que, en ese día en específico, salen a las calles con una sonrisa y hacen filas infinitas por un ramo de flores o cajas de chocolates que en menos de dos horas estarían vacías y se estarían digiriendo en su ácido estomacal.
Él piensa que, si en verdad te gusta alguien, no tienes que demostrarlo en ese día en específico. Hay que hacerlo todo el año; tienes 365 días para hacerlo, pero no, prefieres hacerlo justo el día en el que millones de parejas alrededor del mundo declaran su amor a otro, que originales...Su hermano, Kim Wonpil, le llamaba el grinch de San Valentín y él simplemente lo ignoraba como lo hacía desde que conoció el significado del día del nacimiento de su hermano a los once años
– Wonpil, hijo–. El chico deja el celular a su lado y se sienta para poder ver a su padre. El hombre está en el marco de la puerta, va bien vestido, eso hace que el castaño claro se ponga sobre sus pies.
– Abajo está tu desayuno.
– Bajo en nada.
Quiere pasar por el lado de su padre, pero el hombre pone un brazo frente a él para impedirle el paso.
– ¿A dónde vas esta vez?- pregunta a Wonpil quien mira a su padre con una pequeña sonrisa y abriendo en grande sus ojos, fijos en los de su progenitor. Verdes, iguales que los de Sungjin y él.
Los ojos verdes no son comunes en gente asiática y por ello muchas veces le preguntan a los Kim si son lentes de contacto, cuando la verdad es que son heredados por parte de abuelo por parte materna y porque las raices del padre son australianas.
– Ucrania–. Wonpil suelta un silbido. – Lo siento, hijo.
– No pasa nada–. Le sonríe.
– ¿Seguro?- Kim asiente a su padre.
– Saldré con Dowoon y Jaebum mañana antes que se vayan a Seúl para la universidad, así que no pasa nada–. Le comenta a su padre y cuando hace una mueca, Wonpil rueda sus ojos.- ¿Qué pasa? ¿Y esa cara?
– Bueno hijo. El tema es que...– aprieta sus labios y luego desvía la mirada hasta la pared de la derecha, donde justo al lado de la puerta de Minho hay un cuadro en el que salen Sungjin, él y su padre hace tres años.
– No...– susurra, ya conoce la respuesta.
– El viaje durará más tiempo de lo normal, Pil–. Comienza a decir – Y luego tendré que viajar a Boston para ver a otros distribuidores. Tardaré mucho más.
– Ya he estado solo mucho tiempo en otras ocasiones. Papá, no tengo porqué ir a Seúl...
–Tu madre no quiere que estés tanto tiempo solo, hijo...
– Pero....
– Saldrás esta noche conmigo hijo–. Es lo último que dice antes de girarse– ¡Haz la maleta para una temporada larga!
– ¡Mejor me lo llevo todo e inicio el segundo semestre de universidad allí!– Wonpil grita con sarcasmo, sin saber que aquello haría que se encendiera algo en la mente de su progenitor. El señor Kim se gira con una sonrisa.
– Buena idea, hijo–. Le felicita. – Este año lo pasarás con Sungjin y mamá.
Y Wonpil no puede –ni quiere– argumentar nada, porque aúnque odie pasar el día de San Valentín en Seúl por las ostentosas fiestas de su hermano, no puede estar más feliz de estar más tiempo con su madre y Sungjin. Solo tiene que soportar el 14 encerrándo en su habitación con sus auriculares y olvidar que en el piso de abajo su mellizo tiene su fiesta.
ESTÁS LEYENDO
Los hermanos Kim
RomanceToda su vida ha despreciado el dia de San Valentin por lo ostentosa y lo estúpida que se vuelve la gente ese día. No soporta lo que produce y detesta las celebraciones de esa fecha. Wonpil simplemente lo odia y no hay ninguna razón para que cambie d...