Te escuché decir que me amas.
No fue hace mucho, pero que rápido cambian las cosas.
Te escuché decir que me querías, pero que predecible son también.
Te amo, lo sabes, pero que hay de ti, ¿Tú sabes lo que me amas?
Te quiero, y que hay de ti, ¿Tu sabes lo que quieres?
Sonríe, no sospecho que va cambiando algo dentro de ti, sonríe pero sabes que al final tu sonrisa solo me hará llorar.
Sonríe, es hermosa, sonríe aún que con esa sonrisa me digas que soy el aire caliente en un huracán, sonríe, sonríe aunque con esa sonrisa me digas que soy como el agua cálida en el fondo del mar.
Dime qué me odias y que no quieres volver a brillar para mí, pero por favor, sonríe.
Si, brillas lastima que ya no para mí.
Me gusta, me gusta cuando me escurres, me sacas toda mi tristeza y la cambias por tu luz, lastima que te la lleves.
Susurrare en la oscuridad tu nombre, suplicare en el vacío tu presencia, y hablaré de ti como si fueras mi dios.
¿Pues lo eres? Al menos para mí si.
Gracias, pero enséñame, enséñame a brillar, y al menos cuando me dejes en la oscuridad brillare, lastima que solo brillare para buscarte.
Sonríe, sonríe que eres mi todo, y mi todo merece sonreír. Lastima que sea por mi desgracia.