Ahora me encuentro en mi habitación, la luna se escondió entre las montañas y las pastillas están comenzando a hacer efecto; así estos pueden ser mis últimos momentos para recordar lo que todavía estaba por ocurrir.
Mis ojos se dilataron pues las bajas temperaturas comenzaron a afectar mi sueño, Altaír y Miriam me acompañaban en ese entonces se encontraban acurrucados en un rincón con un arma de fuego entre sus brazos.
Junto a mi, el pálido cuerpo de Simón se movía cual marioneta con pasos torpes hacia la pareja que intentaba mantener el sueño, este solo sonreía tomando un cigarrillo que terminó de envolver y encendió con una leve flama de su cerillo.
- ¿Qué harás ahora?, ¿Te quedarás aquí hasta morir de hambre? - traté de ignorar sus fastidios quejidos y el fuerte olor a tabaco en la habitación, ya había pasado al menos dos lunas sin consumir una gota de alcohol así la abstinencia comenzó a causar estragos en mi cuerpo.
- Debemos salir de aquí... - comenté intentando sujetar el tembloroso movimiento en mis manos, ambos científicos afirmaron luego de pensar la situación por varios segundos; el chirriante sonido en los laboratorios colapsando, los cuatro avanzabamos en los largos pasillos y escuché el rugir de la criatura.
- Estuve investigando y se supone que a un par de metros hacia el este esta la vieja mina, hay un paso que deja hacia un pueblo cercano -
El nostálgico aullar de la criatura era distante, con suficiente tiempo para adentrarse al bosque cuando el retumbar de un rifle se hizo presencia junto a una figura de entre las ramas; su andar era tambaleante y el profundo olor a podredumbre emanaba de su ropa.
- Sigues vivo... - hablé al chico que apuntaba con su rifle a nosotros.
- Apenas - dejando por un destrozado brazo izquierdo envuelto en vendajes - La criatura prefiere carne fresca, como ustedes, ¿Dónde piensan ir? -
- Muchacho, déjanos pasar, no diremos sobre lo que hiciste, queremos escapar de la zona, hacia las viejas minas - rogué devolviendo la mirada hacia el laboratorio donde provenía el retumbar del rugir.
- Puede ir pero iré con ustedes - las armas de parte del chico y el científico cruzaban direcciones pero sin otra opción el joven accede avanzando por la arboleda blanca guiándonos hasta un viejo camino de vias de tren.
Mi latir se descontrolaba mientras trataba de seguir con la vista a la criatura a su vez que mis ojos dejaban salir un brillo de esperanza pues algo en mi interior había sido purificado en ese caótico y muerto laboratorio; quería vivir, soñar de nuevo, un nuevo lugar en donde vivir y tal vez sonreír como antes.
- ¡Hijo!, ¿A dónde vas? - esa voz grutal se escuchaba más cercana haciendo devolver la mirada a Ismael quien paró su andar, señalandonos la entrada de la cueva.
- No es él, realmente no es él, ¿o si, capitán? - dijo el joven de mirada confusa, por un momento la razón volvió con este, mirándome con ojos lagrimeantes.
- No, es hora de irnos - no era nadie para juzgar su actuar ni muchos menos un santo pero podía reconocer cuando alguien estaba arrepentido y esa era la expresión en Ismael.
El quebrar de las ramas era señal de su presencia, el chico tomó un par de explosivos de su mochila y lo que parecía ser carne podrida la cual frotó en nuestras ropas mirándome con dolor en su ojos.
- El camino avanza por la mina por 4 kilómetros hasta el pueblo más cercano -
- ¡Capitán, debemos escapar! - gritaban la pareja entrando a la mina dejándome atrás.
Sin saber que hacer solo mostré una expresión de seriedad despidiendome de aquel chico al cual escuche gritar con toda su fuerza y abrir fuego mientras yo me adentraba al profundo túnel minero, envuelto en tinieblas encendí un pequeño farol de mi inventario y logré dar con lo que parecía ser las vías que guiaban.
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Voces en el bosque
Mystery / ThrillerAdentrándose en las memorias de un paciente de un psiquiátrico, narrando los miedos y horrores que sufrió en la última misión de su vida, su equipo es envuelto en uno de los peores martirios en una tormenta invernal, en los gélidos parajes al norte...