La situación en esos momentos resultaba intolerable para cualquier hombre con un rastro de lógica en su cabeza, los víveres comenzaban a escasear y mi esperanza era derrochada en un camino sin fin entre la arboleda.
Umi nuestro guía y experto superviviente lucía demacrado, su piel era semejante a los copos de nieve que caían a nuestro alrededor, sus venas negras que recorrían cada parte de su cuerpo, además de un crecimiento extraño de los hombros y brazos, sus ojos se tornaron de a un tono rojizo mientras su cabello caía día a día, no recuerdo cuánto tiempo había pasado desde que no descansamos bien, aquellos gritos y alaridos de ira provenientes de las profundidades de la noche resonaban a tal punto que mi cordura lentamente se perdía en ese páramo helado, cayendo boca arriba sentí una piedra enterrarse de forma abrupta en mi abrigo, tal vez estuve adentrado demasiado en mis pensamientos que olvidé dónde pisaba.
— Descanso de 20 minutos, buscaré algún otro camino, esperan aquí y tengan cargadas las armas — dije intentando mantener calientes mis manos que lentamente dejaban de sentir el frio.
Caminando a mi lado, Simón extendió una cantimplora, bebiendo su contenido me dispuse a buscar algún animal que podríamos comer entre todos y algún camino que nos reubicara, até una cuerda a un árbol junto al río para no perderme y me adentre al bosque junto a mi compañero fiel.
— ¿Crees que sea cierto lo que comenta el resto del grupo ? —
— ¿ Qué es lo que dicen ? — exclamé mientras la curiosidad era evidente en mi rostro.
— ¿ De qué sea un Wendigo lo que nos esté persiguiendo ? —
— Amigo mío, hay muchas cosas que el mundo no está listo para conocer, espero estemos equivocados — resultaría inverosímil suponer que no existía algo peligroso rondando entre las copas y ramas de aquellos inmensos robles, cubiertos por una suave y delicada capa de helada pintura natural color blanco — Los chicos deben estar hambrientos, será mejor cazar algo grande.
Tras el pasar de algunos minutos, logré dar con dos aves silvestre que al parecer perdieron su refugio del invierno, quedando a la deriva, me aproximé a tomar las presas cuando un sonido familiar hizo eco entre las ramas.
— Escucha, Simón, ¿un grito? — mis oídos parecían mantener parte de su salud por lo cual dudaría que fuera la falta de audición.
Ahora con más claridad, un grito de auxilio se hizo presente algo desgarrador debo admitir, seguimos la voz hasta llegar a su origen, con un escalofrío recorriendo mi vertebra, pude divisar aquella persona.
Sentado, dándonos la espalda pude reconocer la silueta de Matías, inconfundible por sus guantes de piel y cabello desalineado, rogaba por recibir apoyo de algún transeúnte.
— Por favor, ayúdenme, Capitán... —
Me disponía a su auxilio cuando Simón me detuvo colocando su mano en mi hombro señalando en la altura de los arboles:
— Observa bien, ahí entre las copas —
Al levantar la mirada divisé con mucha dificultad una silueta larga y blanca entre las ramas de los enormes robles; con sus enormes cuencas junto a una tenue brillo azul brotando de su interior: azules como el mar peligroso, así socavó en mi alma con un miedo irracional.
La gran criatura parecía emitir un aullido desgarrador que asemejaba demasiado a la voz de Matías, con un nudo en el estómago y con el cuerpo estremecido me dispuse a disparar al cuerpo de Matías que al instante se dobló hacia atrás dejando ver su rostro, un rostro sin ojos que impregnada horror y miseria de la sangre que cubría las cuencas vacías.
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Voces en el bosque
Misteri / ThrillerAdentrándose en las memorias de un paciente de un psiquiátrico, narrando los miedos y horrores que sufrió en la última misión de su vida, su equipo es envuelto en uno de los peores martirios en una tormenta invernal, en los gélidos parajes al norte...