Ella era la imagen viva
de la estación de metro,
o de tren,
con las idas y venidas
de todos aquellos
que quieren ir de un sitio a otro,
pero no quedarse.
Porque, ¿quién querría
quedarse en la vida
de aquella chica que estaba,
de ruinas, toda hecha?
Dime, quién,
porque él,
aquel chico que ella
creyó que sí se quedaría,
se fue como todo aquel
que decidía entrar,
pero que solo lo hacía
para añadir otro desorden
a su infinita lista.
Ella era eso, el estar rodeado
de una gran multitud de personas,
pero sintiéndote tan solo
como si, éstas, no estuvieran.
Ella era eso, la soledad
en persona.
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Ella.
De TodoElla solo era la soledad que se esconde tras un ‘vuelve’, tras estos poemas.