Día 18 (2 meses y medio después)

25 2 0
                                    

–Está pasando todo tan rápido, querida, que te juro me dan ganas de bajarme de esta montaña rusa de sensaciones. –Dijo Samantha en nuestra fiesta de egresados con una botella de champaña en la mano.

–Es lo mejor de todo, ¿cierto?

–A propósito, ¿Dónde está Sebastian? Creí que estaría aquí acompañándote. –Dijo mientras daba un trago y me pasaba la botella.

–El padre está enfermo. Le están haciendo estudios. Le hubiera encantado estar. –Bebí un largo trago de la espumosa y dulce bebida, que me hizo cosquillas en la garganta.

Sebastian había organizado toda su vida durante esos dos meses y medio. Pero algo que no pudo calcular, fue el cáncer de su padre.

Por suerte lo habían descubierto a tiempo, pero eso significaba que se había perdido mi colación hace tres días, y ahora la fiesta.

Pero no importaba. No mientras acompañara a su padre. Que realmente que me caía bien.

–Ven chica. Esta noche es única. No esperemos y hagamos que dure para siempre. Vamos a bailar. Es mi canción favorita. –Me tomo la mano, y yo deje la botella en la mesa.

Bailamos toda la noche. La fiesta termino a las 6:30, pero Samantha tenía la casa sola así que continuamos la fiesta ahí hasta las 11 de la mañana.

No fuimos en auto hasta su casa, sino que caminamos, mientras veíamos el hermoso amanecer.

A esa hora cada uno se fue a su casa y yo la ayude a ordenar, mientras seguíamos creando más memorias.

Le habían regalado una cámara para documentar todo lo que quisiera, y eso estábamos haciendo.

Teníamos alrededor de 200 fotos de nosotras ordenando y tirando botellas de alcohol con los vestidos de fiesta (uno azul hielo con tirantes finos y corto hasta la rodilla para mi, y un vestido negro largo hasta los tobillos con un corte donde se veía toda la pierna y espalda descubierta para Sam). Y otra cantidad incontable de gente ebria.

Fue una linda noche. Una hermosa noche.

Al atardecer, subimos al balcón de Sam y miramos la puesta de sol. Mi amiga me había prestado ropa y me había bañado luego de haber ordenado la casa.

–Es esto…–Dijo Sam. –Lo que recordaremos por siempre. Las memorias que hemos creado son perfectas y hermosas. Te aprecio mucho Artemisa.

–Y yo a ti Helena. Tengo mucha suerte de haberte conocido.

–Lo sé.

Brindamos con nuestras botellas de Coca-Cola, nuestra bebida favorita.

Sonreí. Iba a pasarla muy bien en la universidad. Tenía la mejor compañía de todas: mi única amiga verdadera, Samantha Helena Smith. Y ella me tenía a mí, y nunca la abandonaría.

Dos años, un mes y 6 días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora