Instantáneas | Eruri Week 2020

DAY 2: QUARENTINE

¡Hola! Este drabble no tiene ningún spoiler. Gracias por leerme

***

Siempre se deben limpiar con eficacia y rapidez las calles cuando hay caídos. Como demasiado a menudo en el Subterráneo o como tras el ataque a Trost. Los muertos en el suelo no hacen daño solo a sus familias, sino a todo el mundo a su alrededor, por poder transmitir enfermedades. Es pura salud pública y buscar no obtener más bajas.

Pero, como siempre dice Levi, no todas las personas limpian bien. Por eso la mayor parte de la población se encuentra recluida en sus casas, por un brote que ya ha atacado a varios ciudadanos y soldados.

Con esa excusa, como si el soldado más fuerte de la humanidad necesitase una excusa para eso (o para casi cualquier cosa), se dedica a limpiar con parsimonia cada lugar que encuentra. Cada rincón de la casa, una vez, dos veces. Tres veces. Y Erwin ya no puede más, necesita que deje de dar vueltas. Rueda los ojos, pero se le escapa una sonrisa.

—Levi —el moreno se gira y sus ojos se encuentran—. Déjalo ya, ni siquiera das tiempo a que se pose el polvo. No abrimos las ventanas y los de la Militar se encargan de traernos suministros siguiendo todos los protocolos de precaución establecidos.

—No tiene nada que ver con la enfermedad de mierda. Me gusta que la casa esté limpia.

Erwin le dedica una sonrisa cálida.

—Ya y a mí también me gusta, pero ya lo está. Ya lo estaba hace un par de horas.

El capitán no dice nada, pero su toma de aire es exagerada, demostrando su enojo en una mezcla de resoplido y suspiro.

—Tampoco es como si hubiese más que hacer —se encoge de hombros, pero lleva sus manos al nudo del pañuelo sobre su cabeza. Erwin se apresura a acercarse para aflojarlo él. Tras la ayuda, regresa a sentarse en el sofá de la mitad de la estancia—. Llevamos ya una semana presos.

Presos . El comandante enarca las cejas.

—Algo se nos ocurrirá que puedas hacer —el sonido de los utensilios de limpieza posándose sobre la mesa le ensancha la sonrisa—. Podrías aprovechar para mejorar tus habilidades culinarias.

—Ja, ni lo sueñes —se deja caer a su lado, con los brazos sobre el pecho. El rubio se apresura a rodear con uno de los suyos sus hombros—. Me niego. Y tú ya cocinas bien.

—Podemos revisar estrategias juntos.

—Si yo no limpio, tú no trabajas.

Erwin sonríe y acaricia con su dedo índice la base de su cuello de forma distraída. Levi solo le mira, inclinando la cabeza hacia atrás para poder mantener contacto visual directo. La diferencia de altura siempre les atrae y les molesta.

—¿Eso incluye nada de entrenar?

—Por supuesto —su uña ya roza su mejilla.

—Se me ocurre algo con lo que ocupar muchas horas.

Ninguno de los dos dice nada. Al otro lado de la ventana solo se escucha silencio. Todo está quieto, incluso las caricias se han detenido.

—¿El qué? —es solo un susurro.

Los labios de uno envuelven los del otro y los ojos se cierran.