DAY 7: LIEGUE

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¡Hola! Hoy toca el concepto liegue/ackerbond. No tiene spoilers, pero conocer el término hace entenderlo mucho mejor

***

Levi apenas duerme. Desde siempre: en el burdel era difícil conciliar el sueño, por no hablar de las calles del Subterráneo. La vida tampoco se lo ponía fácil con sus trampas. Ni siquiera se molesta en dormir sobre llano para un par de cabezadas que le ocuparían, a lo sumo, tres horas; se conforma con un sillón. Solo le da una oportunidad a la cama cuando pasa la noche con Erwin.

No es que duerma más por estar junto a él, pero se siente cómodo a su lado bajo las sábanas, acariciándose las piernas con los pies y hablando bajito de frente. Le resultaría difícil alejarse de sus ojos y sus manos, aunque no se haya molestado ni en pensarlo. Su calor, el frío de afuera; su calidez, la aspereza de la butaca vieja. La intimidad que se crea entre ambos también es muy apetecible... y le deja ser más hablador, como si bajase la guardia.

—En realidad, todavía no entiendo el alcance de todo lo que siento por ti —suelta de pronto, a un rubio de cabello despeinado y ojos que gritan ya por un descanso—. A veces me parece que no lo puedo controlar.

—¿El qué exactamente? —y es evidente que pregunta de verdad. Que tampoco lo entiende.

El soldado más fuerte de la humanidad se toma unos momentos para pensarlo, para intentar dar forma de palabras a sus dudas. Busca en su memoria, en momentos concretos, para que recordar sus emociones pueda ayudarle.

Es como si algo tirase de mí hacia ti. Y no pudiese evitarlo —permanece callado durante un rato, en el que Erwin encuentra sus dedos con los suyos bajo la almohada—. Querer protegerte, seguirte. Ponerte por delante de todo lo demás. Pero también me noto mucho más fuerte, capaz, cuando lo que hago está relacionado contigo —en algún momento ha fruncido el ceño, lleno de incomprensión y sospechas que no llegan a ninguna parte. Su pareja piensa en dejar un beso justo ahí para hacer desaparecer las pequeñas arrugas que se forman, pero no le interrumpe—. Protegerte como si fuese mi instinto, algo que no puedo evitar. Y no tiene nada que ver con el amor, no es eso.

El comandante sonríe y apoya el índice y el pulgar en su mentón. Le alza la barbilla y acaricia sus labios con los dedos. Entrelaza las otras manos libres lentamente, con completa parsimonia, manteniéndolas en alto y admirando su unión.

—Deberíamos dormir —su sonrisa se amplía—. Alguien está empezando a cavilar demasiado.

Le quita importancia con sus palabras, como si no se lo tomase en serio, pero ambos saben que se lo ha tomado muy en serio. Que Levi no es el tipo de hombre que se pone sentimental, ni siquiera después de mantener relaciones. Besa su frente y el moreno se cobija en su pecho, acurrucándose contra él. No se han soltado las manos.

—Buenas noches, Erwin.

Ni se las sueltan.

Instantáneas | Eruri Week 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora