18

Time

-Tyler 

Siete timbres, la alarma había sonado. Tenía esa estúpida canción que me daba perezca cambiar. Apreté la almohada sujetándola sobre mi oído para no escuchar nada e intente reconciliar el sueño.

No logré nada, refunfuñe en mi lugar y con pereza fui abriendo de a poco mis ojos pues la luz lastimaba y bostecé comenzando estirarme. Logré recordar lo que hoy debía hacer y me estremecí escondiéndome entre la sábanas como si no quisiera salir nunca pero lamentablemente debía hacerlo. Bufé parándome dejando tirar unas cosas entre esas la tarjeta del número del chico de ayer y sonreí al levantarla pasando el contacto a mi teléfono para después mandarle un mensaje. 

Yo:
Hola extraño, soy el de las gomitas.

Rodé mis ojos y caminé hasta el baño para arreglarme. Tome una ducha no muy prologada yendo a lo que iba y me arregle poniéndome unos jeans negros y una sudadera roja amplia. Puse mis tenis negros con ligeros toques blancos y salí de casa tomando por último mi teléfono, cartera y llaves.

Llegue al colegio y localicé con la mirada a Josh con Ashley, quienes estaban sentados compartiendo una platica al parecer ya larga. Me vieron y me hicieron señas que me acercara, camine hasta a ellos y los salude con un gesto a ambos.

-Siéntate flojo.- hablo la pelinegra palmeando su lado.

-¿De qué hablaban?- pregunte sin mucho interés pero cortes tomando asientos

-Universidad, ambos estamos perdidos en eso.- rieron apenados.

-Falta para eso como mil años.- rode los ojos divertido.

-Tyler los meses se pasan en un abrir y cerrar de ojos, las vacaciones literalmente empiezan mañana.- hablo divertida dándose cuenta de lo que dijo.-¡Oh dios! ,  ¡Hoy es el último día de clases!

-Calmada.- hablo Josh empezado a reírse por su actitud emocionada.

-Ay, quita esa cara de muero y alégrate por mi emoción.- volteé a verla de vuelta y fruncí mi ceño.

-Oh, lo siento es que tengo muchas cosas en la cabeza.- suspiré apenado por medio ignorarla.

-Lo qué pasa es que nuestro querido tyler va a cortar con su novia finalmente.- la boca de la peli negra se abrió y rápido me dio un abrazo.

-¡Era hora carajo!- rio fuerte.- No quiero presionarte pero... allá está.

Con los ojos busqué aquella cabecera rubia que necesitaba encontrar y cuanto la vi huí de la mesa sin decir algún reproche. La alcance y le toque el hombro por detrás para no exaltarla tanto. Me volteo a ver dándome una corta sonrisa y comencé a sentir una presión en mi pecho.

-¿Po-Podemos hablar?- pregunte cabizbajo.- A solas...

-Claro amor.- susurró despacio.- Ven.- tomo mi mano y camino hasta una aula vacía.

Al llegar al salón vacío me senté tomando mi distancia, con la mirada aún cabizbaja empecé a cuestionarme si hacerlo o no. Realmente no quería pero que otra opción tenía, no podía seguir haciéndole aquello.

Cada día que pasaba era peor, probablemente ella vaya a odiarme pero tal vez aquel chico que conocí ayer tenía razón... debía hacerlo.