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Si, me perdí, me perdí. Me perdí tantas veces al tratar de encontrarme, y cómo no, si no era para nada una tarea fácil, indagar por rincones de mi mente jamás visitados, las dudas, las ideas contradictorias, el despojo de lo consolidado por una sociedad que te quiere moldear a su antojo, el ruido incesante de un mundo en aprietos, los placeres, los miedos, y porqué no, los sueños, la esperanza, la bendita esperanza o ¿será mejor llamarla instinto de supervivencia? Y es que es agotador, últimamente las cosas no van tan bien que digamos, la presión va en aumento, el estrés y la ansiedad ya se volvieron parte de la rutina, quién quiere escuchar que el mundo es de color rosa, cuando amaneces y lo primero que ves en las noticias es muerte, pobreza y decadencia. No podemos obviar la realidad, ni encerrarnos en una sola perspectiva, ni tampoco pretender tener el control de todo y decir que mañana será un mejor día, porque pueda que lo sea, pero de eso se encargará la vida, estoy creciendo, aprendiendo, este es mi viaje y el camino por el que voy, me tomo mi espacio y tiempo, aunque a veces parece que he caído en un precipicio, pero creo que es parte del trayecto, y si pudiera plasmar todo lo que se me cruza por la mente, probablemente empezaría con un tema y al rato profundizaría en otro. Así soy, quizás es parte de la naturaleza humana, estamos rodeados de tanto conocimiento e información, lo único constante es el cambio, y a veces es necesario parar, parar y perderse, para volver a encontrar el rumbo y visualizar mejor el sentido que le estamos dando a la existencia.

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⏰ Última actualización: Nov 25, 2020 ⏰

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