Capítulo 1: Su marido no es quien usted cree

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Esta historia comienza con el final de mi vida perfecta

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Esta historia comienza con el final de mi vida perfecta. La noche que dejé de ser la mujer más afortunada del mundo para convertirme en lo que soy ahora. Siempre imaginé que al llegar a la última página se acabarían las preguntas, pero me equivoqué. El punto final despertó una interminable ola de dudas que aún no encuentran respuestas, incluso cuando me juré encontrarlas.

La vida tiene una forma extraña de jugar con nuestros destinos. Las catástrofes comienzan con algo tan simple como un mensaje.

Estaba loca de felicidad. La prueba de menú para el evento me había dejado entusiasmada. Poco a poco, todos los detalles encajaban como piezas de un rompecabezas. El trabajo de los últimos meses parecía rendir frutos. Una notificación fue la excusa perfecta para distraerme antes de irme a la cama. Alcancé el celular de la cómoda, desbloqueé la pantalla sin tener sospecha de lo que podía encontrar. Extraño la dulce paz que te regala la ignorancia.

Pensé que se trataría de la opinión de Alicia que se había ofrecido a ayudarme con los preparativos del aniversario. Sin embargo, la teoría desapareció al no reconocer el número. Fruncí las cejas extrañada. Debí ignorarlo, no darle importancia a una confusión, pero el envío de una imagen venció mi prudencia. Tenía un defecto que destacaba, mi incontrolable curiosidad. No poder quedarme con dudas anticipó mi desgracia.

Es inexplicable cómo siete palabras tuvieron el poder de destrozar los cimientos de toda mi vida, cómo un simple mensaje adquirió la fuerza para echar mi seguridad abajo. Una oración fue capaz de destruir una fantasía de años.

Su marido no es quien usted cree.

Sin detalles, ni explicaciones. Quizás no fue la advertencia lo que me golpeó, sino las pruebas que le dieron sentido. El mundo se detuvo. Mis latidos se paralizaron al reconocer al hombre de aquella fotografía. Un escalofrío recorrió mi espalda mientras delineaba las facciones que noches atrás había adorado. Cubrí mi boca reteniendo un sollozo. No podía mentirle a mis ojos.

Sin saber cómo reaccionar, arrojé el celular al colchón en un intento ridículo de evitar el sufrimiento. Demasiado tarde, el daño estaba hecho. La herida se abrió justo en el rincón donde no hay cura.

Con la mirada cristalizada volví a enfrentarme con ese demonio. Tomé el aparato entre mis manos temblorosas, tal vez para reafirmar la verdad, quizás solo deseando causarme un mayor daño. Desangrarme de una vez por toda sin consideraciones. Por la posición me resultó difícil ver ambos rostros, pero el suyo estaba perfecto a la vista. Aprecié al hombre que amé besando a otra mujer. Una mezcla de emociones revolvió mi estómago. Como si no fuera suficiente tortura enviaron un par más que disipó la confusión. Un traicionero sollozo escapó de mis labios.

Este es el principio, sé muchas otras cosas que pueden interesarle.

Mi respiración se aceleró al releer esas líneas. Con un peso invisible apretándome el pecho me armé de valor para escribir.

Tu boca sabe a traiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora