Pov Levi
Sonreí sin dejar de acariciar su oscuro cabello, hace 20 minutos yo había despertado, eran alrededor de las 8 am y los rayos del sol ya habían aparecido fuera del auto, Mikasa aún dormía sobre mi regazo sin dejar de abrazarme.
No podía quejarme, estaba jodidamente agradecido de poder despertar junto a ella.
Delinee mis dedos por su mejilla revisando cada lunar que cubría su rostro, era demasiado bonita.
Ella me tenía por completo y ya lo había aceptado, estaba jodido.
Bese su frente mientras la dejaba descansar, podíamos explicar todo y excusarnos luego, ahora mismo quería guardar este momento en mi memoria.
Mikasa se removió incomoda y abrió los ojos somñolienta, de un momento a otro ya no la tenía en mi regazo.
- ¿Qué hora es?- bien, supongo que pedir una sonrisa y un beso de buenos días era mucho.
Sonreí y carraspee mirando mi celular.
- Son las 8:35, por cierto buenos días a ti también.- Bromeé un poco para que se relajará.
- Dios, Eren va a matarme.- susurró mirando su teléfono y busco su bolso con la intención de irse.
Odiaba está situación, odiaba que a ella no le importe nada sobre mí.
¿Acaso olvidó totalmente lo de esta madrugada?
Suspire rendido y tome su brazo evitando que se vaya y me deje por milésima vez.
- Voy a llevarte con él, no es necesario que camines.-
Y como todo un idiota seguí insistiendo.
Ella me miró fríamente y solo asintió con la cabeza, supongo que no tenía otra opción que venir conmigo.
Realmente trataba de entender su actitud y sus cambios de humor repentinos pero era jodidamente difícil, hace unas horas ella me sonreía y me abrazaba y ahora mismo parece querer matarme...no podía entenderla y eso estaba matandome.
Me gustaría que todo fuera más fácil con ella pero supongo que eso es parte de su encanto.
Joder debería dejar de ser tan estúpido, hay muchísimas chicas en el mundo y yo me engancho con una que me detesta.
Ambos estabamos jodidos.
- ¿Estás bien?- pregunté mirándola de reojo, lucía algo preocupada y no dejaba de revisar su celular.
- Si, tú solo maneja.- pronunció rápidamente.
¿Qué era lo que tanto le asustaba?
¿Su novio? ¿Por qué siempre estaba tan desesperada?
Tenía muchas dudas respecto a la mocosa pero seguramente ella no me respondería absolutamente nada y me mandaría al carajo así que prefiero solo apoyarla en cualquier estupidez que sea aún así no me diga nada.
- Escucha, cuando termines de excusarte con tu noviecito, saldrás conmigo y hablaremos.- repuse con firmeza.
No obtuve respuesta de su parte pero sabía que ella no se negaría.
Aparque el coche frente al garage, baje del auto con la intención de abrirle la puerta pero ella ya estaba entrando a la casa en busca del mocoso.
Bien, supongo que me tocó ser el puto plato de segunda mesa de una chica indecisa que no puede abrirse conmigo.
Caminé por la sala y agradecí internamente que todos esos idiotas se hayan ido de mi casa al fin.
Subí a mi habitación con la intención de encerrarme pero me detuve al oír la voz de Mikasa.
