RED -Grell Sutcliff x Tu -

Petición

T/n se sentó frente al gerente, William T. Spears era un hombre bastante frío a simple vista, podía asegurar aquello mucho más después de presenciar como golpeó al pelirrojo ¿Tenía alguna cosa íntima con Sutcliff? No, no debía pensar en el en ese momento, además no era su problema saber qué ocurría entre ambos hombres.

— Entonces, ¿de qué quería hablar? — El pelinegro sacó un par de papeles y comenzó a firmarlos, pulcro.

— Bueno.. Quería saber si existe alguna posibilidad de cambiar de trabajo.. Ya sabe.. Salir a recolectar almas o eso que ustedes hacen — Se le notaba bastante nerviosa.

— ¿Una mujer recolectando almas? ¿Es encerio? — Le dio un leve tik en el ojo.

— Si, hablo muy encerio — Cruzó los brazos y frunció el ceño.

— Eso está prohibido, así que no puedo hacer nada por usted — suspiró y acomodó sus lentes.

— ¡Se que si puede! — Golpeó la mesa con ambas manos.

— T/n Bianco, será mejor que se comporte o tendré que reportarla por negligencia — La miró aún más serio.

— Solo le estoy pidiendo una cosa, deme la oportunidad de probarle que yo también puedo recolectar almas — rogó — Si me equivoco jamás me volverá a ver por aquí —

— Ya le di mi respuesta y es no, ahora váyase a trabajar, estoy ocupado — Miro de vuelta a sus papeles.

— Se supone que Grell Sutcliff siempre se está llamando y tratando de mujer... ¿porqué el no está trabajando como secretaria? —

— El agente Sutcliff esta mal de la cabeza, como ya has podido ver, biológicamente es un hombre y así se va a quedar el resto de su vida — suspiró.

— Aún así..  — trataba de buscar algo para convencer al contrario — No sería muy ético o moralmente correcto que alguien que se considere del género contrario este haciendo el trabajo de ese otro género..  ¿No le parece incorrecto? Sutcliff debería estar trabajando como secretaria si es una mujer — Fue interrumpida por el pelinegro.

— Toma esto y vete a hablar con los superiores... honestamente, que dolor de cabeza son las mujeres — suspiró estresado y le entrego una enorme pila de papeles.

— Muchas gracias señor Spears — sonrió y tomo todos los papeles, salió de la oficina radiando alegría, lo había conseguido, su vida como shinigami dejaría de ser tan aburrida.

....

Estaba enfrente de un gran grupo de shinigamis que lucían bastante mayores, todos esos hombres estaban en completo silencio, podía jurar que escuchaba su sangre correr por las venas, de repente algunos murmullos se hicieron presentes, T/n levantó la mirada, los ancianos al rato de terminar de hablar volvieron a ver a la chica.

— T/n Bianco, ha demostrado ser una empleada bastante dedicada a pesar del tan poco tiempo que ha ejercido como una shinigami — Aquel viejo acomodo sus enormes lentes.

— Aparentemente, logró convencer a William T. Spears de darle una oportunidad para salir a recolectar almas, el verdadero trabajo del dios de la muerte — Respondió otra parca.

— Si así fue, no veo el problema para que lleve a cabo el trabajo —

— Entonces eso se ha decidido..  jeje.. — El shinigami de en medio se levantó de su asiento, tenía el rostro tapado con su cabello, parecía que no lo había lavado desde hace un buen tiempo — Bien bien, señorita Bianco — comenzó a bajar por las escaleras, sus largas uñas sonaban cuando las pasaba sobre la vieja y blanca pares.