Después de la llegada de una misteriosa chica al vecindario y a la escuela, la vida de Julie y los chicos de sunset curve se pone patas arriba. Problemas parentales, comida a montones y triángulos amorosos son algunas de las cosas que pueden llegar...
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—Oigan, creo que encontré a la nueva en twitter.—dijo emocionada Julie. —A veeeer.—Julie le dio el teléfono a Alex para que pudiera ver el perfil de la chica.
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—Ayyy, está bien bonita.—dijo Carolynn mientras se asomaba a ver también el perfil de Vic.—Se ve que es buena onda. —"sE Ve qUe eS bUenA oNdA" ¡Ya se les olvidó lo de mi elote! —Luke, ¡cómo chingas con tu elote!—le gritó Julie desde el otro lado de la mesa.—Además, aún no la conoces. No deberías juzgarla por un accidente. —No lo sé, es que hay algo que no me termina de agradar en ella. —Yo digo que Luke y la nueva van a terminar juntos.—dijo con una risita burlona Carolynn.—De mi se acuerdan. —Primero muerto a andar con ella.—gruñó Luke mientras arrugaba su nariz. —Bueno, mejor vamonos que tenemos que ensayar.—comentó Reggie mientras pedía la cuenta.
más tarde ese mismo día
—@juliemolinaa ha comenzado a seguirte" ¿Julie Molina?—se dijo a sí misma Vic mientras revisaba el perfil de quien la había seguido. Justo en ese momento, aparecieron Gabe y Mike.—¡Ah! ¿Que ustedes no saben tocar? —Tienes que ir a esta dirección.—habló Gabe mientras le tendía un papelito con una dirección.—Ahí vas a encontrar a quienes te van a ayudar. —Esto es como a cinco casas de la mía. ¿En serio va a ser tan cerca? —Sip. Vas a decir que vienes de parte de Gabe, Mike y Rose Molina.—intervino Mike. —¿Rose Molina? ¿No es la músico que fuimos a llevar allá?—miró al techo, haciendo referencia al cielo. —Sip. Es ella. Solo di que la conoces y que vas de su parte. Si te topas con un señor, dile que Jules y los chicos ya te espera en el garage. —¿Van a usar su magia con el señor, si es que me lo topo? —Probablemente.—asintió Mike.—Ahora, ve. Que se te acaba el tiempo. Vic tomó su bici del garage y se puso en marcha a la casa de la chica Molina. Venía tan hundida en sus pensamientos que no se percató de que venía en sentido contrario y un auto venía en la misma dirección. —No, ¡no otra vez!
