Lobo Hombre // InoAoi

Noche 4: Luna llena

En una de esas noches frías que hay de repente, donde el viento trae consigo la tierra que llega a la cara de las personas como si lo hiciera al propósito y en las que el cielo nocturno está despejado dejando ver la casi luna redonda "emanar luz", la pequeña bebé del matrimonio Tomioka había nacido sana.

No se trataba de un milagro como cuando el bebé tiene dificultades de nacer, estábamos siendo presentes del inicio de una casi completa felicidad -sí, al igual que la casi completa luna de esa noche-. Pensar en aquello eran tan sólo algunas divagaciones en la mente de Shinobu preguntándose aún después de tantos años ¿Qué había pasado la noche después del nacimiento de su amada Tsukimi?
Por alguna razón, mirar la luna llena le causaba un sentimiento de nostalgia irreversible.

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En la primera mañana de vida de la pequeña Tsukimi, Giyuu y Shinobu planearon tomarse el día para conocer más de aquella criatura. Eso significaría que tanto ellos como Inosuke y Aoi no trabajarían; se despedirían de Inosuke esta noche, ansiaban seguir en contacto con él  aunque tuvieran que ir hasta su casa en la montaña.
Este sujeto se había vuelto muy cercano a la estricta Aoi en menos de una semana, si era cierto que a ella le gustaba harían todo lo posible por apoyarla.
Giyuu fue a la habitación de cada uno a decirles entre sueños que durmieran tanto como quisieran, disfrutaran del día saliendo si así lo querían porque no abrirían el local.

Inosuke cerraba los ojos pero no estaba dormido o al menos no del todo. Quedaban pocas horas para regresar a su forma original según las palabras de Douma.
Él que había estado solo desde hace algunos años, siendo humano pudo serle presente a varias situaciones y habían dos que lo mantenían inquieto: la primera ¿Por qué el nacimiento de un humano traía lágrimas? ¿Que llorar no era señal de que algo dolía o algo malo pasaba?
Y la segunda ¿Por qué le enojaba tanto que el sujeto del que estaba enamorada Aoi fuera tan amable?

Según sus propias palabras había dejado su amor por Tanjiro pero eso no le era suficiente, quería demostrar que podía ser mejor que él, si se trataba de amabilidad se esforzaría por ser mejor pero ya no había tiempo. Quería seguir a su lado y también seguir con Tomioka, su esposa y su bebé, le gustaba estar con todos ellos aunque recién y había visto al nuevo integrante.

Tal vez... Tal vez Aoi lo aceptaría tal y como es, ella lo había comprendido cuando cenaron juntos, tal vez sí tenía la oportunidad de seguir con ellos, de seguir más tiempo al lado de la chica con manos poderosas.
Recordó la bufanda que le prestó Tomioka en la montaña, la había dejado ahí mismo en su cama y se la volvió a colocar.
Estaba decidido, le diría la verdad esa noche, frente a la luna para que le viera transformarse y darse cuenta que en verdad es él.

— Inosuke-san ¿Qué pasa? —Aoi le preguntó al verlo querer tocar su puerta pero dudándolo, ella volvía del baño.

— Vine a hablar con Aoi — Quería que notara que ya podía pronunciar su nombre. Claro que la dejó sorprendida, y sonrió de que lo recordara, significaba que se esforzó por ella.
Su corazón latía con fuerza y se sentía inquieta... Se estaba enamorando de él. No quería admitirlo, su pequeña mentira se volvía realidad.
Se le hacía ilógico que en tan poco tiempo hayan hecho una relación tan cercana, en cierto sentido era la culpable por contarle cosas tan íntimas la noche de su fiebre como su amor por Tanjiro que cabe aclarar, lo que anhelaba en realidad era encontrar su "amor verdadero". Ante esta posibilidad que le daba la vida trayendo a Inosuke ¿Sería razonable pensar en fantasías como el destino? Porque es gracias a eso que pensaba la conexión entre ambos se dio rápido ¿No? Inhaló profundamente.

— Antes, quiero disculparme por haberte gritado sólo porque dijiste mal nuestros nombres. Fui infantil, no quería que ya no me hablaras por eso — Agachó su cabeza en señal de disculpa